Ricky Gervais cierra su duelo en 'After Life' con una deslumbrante temporada
Tercera temporada ·
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Tercera temporada ·
Drama y comedia se dan la mano en esta joya con la que Netflix vuelve a dejar claro que también sabe hacer contenidos de calidadUno de los ataques que a menudo se lanza contra Netflix es el de que la compañía solo produce contenidos de baja calidad. Se dibuja así a una empresa que parece tratar de rellenar su oferta como si de un restaurante de comida rápida se ... tratara, apuntando a todo tipo de nichos, pero sin alma ni corazón. Productos que sacian el hambre y la sed en un momento determinado, pero que no dejan poso. Estos mismos detractores comparan su periplo con el de HBO, como si esta no hubiera pergeñado truño alguno. Es una reducción a todas luces simplista y algo snob. Parecen olvidarse de que junto a productos como 'Élite', 'Soy Georgina' o 'Intruders', por la plataforma de Reed Hastings se han movido series tan maravillosas como 'The Crown', 'Mindhunter', 'Gambito de dama', 'La maldición de Hill House', 'Orange is the New Black', 'Love' o las más recientes 'Arcane' y 'Misa de medianoche'.
'After Life', la serie que escribe y dirige Ricky Gervais, pertenece, sin duda alguna, a este último grupo. El creador de 'The Office' culmina con esta tercera y última temporada su particular historia sobre el duelo y lo hace de forma deslumbrante, apelando a las emociones, pero sin caer en la cursilería. Por ir resumiendo, la serie sigue los pasos de Tony (Gervais), el redactor de un pequeño periódico local que al inicio de la ficción acaba de perder a su esposa, Lisa (Kerry Godliman), a causa de un cáncer. Ella era la que daba sentido a su vida y desde entonces no ve motivos para seguir adelante. Cínico y malhumorado, Tony se encuentra sumido en el duelo, incapaz de asumir que su mujer ya no está ahí. Ahoga sus penas en la bebida y se dedica todas las noches a ver vídeos de Lisa donde las risas y las sonrisas son la tónica constante, hasta que se queda dormido junto a su perra.
Esta tercera temporada mantiene el estilo seco, abrupto y hasta incómodo que caracteriza la narrativa de Gervais, pero queda redonda en cuanto al arco argumental de un personaje que, si bien sigue centrado en su pena, acaba abriéndose a los demás y asumiendo que pese a la muerte de su pareja, la vida continúa y que el dolor acaba amortiguandose. Y vaya si lo hace. Ahí están los curiosos personajes a los que el protagonista da voz en sus artículos -desde una pareja que lleva un club de swingers hasta una pitonisa que se autopublica novelas eróticas de médicos- y, por supuesto, las personas que pululan a su alrededor. Anne (Penelope Wilton), la viuda con la que comparte gran parte de sus sentimientos cuando visita la tumba de su mujer, acaba de encontrar pareja. Tony mantiene, además, su amistad con Emma (Ashley Jensen), la enfermera que cuidaba de su padre, pero sigue indeciso en torno a la posibilidad de que ese cariño vaya a más. Con su cuñado Matt (Tom Basden), el director del diario en el que trabaja, suele comportarse como un cretino, y sin embargo le tiene un aprecio infinito, y luego está todo lo que rodea a la muerte de su padre (David Bradley).
Por el camino, jugosas disquisiciones acerca de lo inesperado de la muerte, la enfermedad, las relaciones humanas y un último episodio tan desgarrador y emotivo como brillante. Y luego dicen que en Netflix solo hay 'fast food'. Falso.
Las tres temporadas de 'After Life' están disponibles en Netflix.
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