En tiempos de pandemia las series de zombis retoman vuelo. Se estrena este remake brasileño de 'Dead Set', miniserie británica creada por el máximo responsable de 'Black Mirror' que mezcla no-muertos y el programa de Endemol
Se habla habitualmente de la sobredosis de remakes cinematográficos que asaltan la cartelera, generalmente con poco fuste, pero poco o nada se insiste en las nuevas versiones de series que triunfaron en su momento. Probablemente la causa es que no resulta tan llamativo el porcentaje y en bastantes ocasiones son propuestas que pasan totalmente desapercibidas, a diferencia del material de partida. Es el caso, por ejemplo, del reboot de 'Embrujadas' o el regreso de 'Sensación de vivir'. Mientras aumentan los rumores de una revisitación de 'Lost', para que sintamos el paso del tiempo, o más bien el peso, Netflix acaba de estrenar 'Reality Z', la adaptación brasileña de 'Dead Set: Muerte en directo', miniserie británica creada en 2008 por Charlie Brooker, antes de convertirse en el showrunner de moda gracias al tirón de 'Black Mirror'. El concepto de la propuesta es brillante y su principal premisa no ha perdido fuerza doce años después. ¿Qué puede ocurrir sin juntamos a un montón de muertos vivientes rodeando la casa de 'Gran Hermano'? Los concursantes del popular concurso televisivo, cuya fórmula no parece agotarse, son los únicos que se libran del apocalipsis zombi. Al estar encerrados a cal y canto en un plató que simula una vivienda, rodeados de cámaras, totalmente ajenos a lo que pasa en el exterior, tardan en descubrir la amenaza, lo que da pie a una singular situación que mezcla comedia y horror, con una metáfora evidente.
Lo más curioso de 'Reality Z' es que se trata de un remake de nacionalidad brasileña. Estábamos más acostumbrados a nuevas versiones estadounidenses de series que funcionan fuera de sus fronteras, especialmente las británicas, como 'The Office' o 'Broachchurch' -alguna vez repitiendo parte del reparto-, pero que la iniciativa venga de un país como Brasil es inusual. Se cambian las tornas, pero Brooker figura en la producción ejecutiva, vigilando desde el burladero. La parábola social que exprime 'Dead Set', disponible en Filmin, es marca de la casa del impulsor de 'Black Mirror'. Podía ser perfectamente un capítulo de la serie de culto. La principal diferencia entre la miniserie original y su renovada imagen es su duración, cinco capítulos de 25 minutos de duración, excepto el piloto que se alarga a los 45 minutos. La nueva iniciativa consta, en cambio, de diez entregas de media hora, dato que da pie a la primera aseveración: si has visto la materia prima, no pierdas el tiempo con su relanzamiento porque hay planos prácticamente calcados, así como algunos personajes clave, y las líneas básicas del relato se mantienen casi intactas, a pesar de que se nutra la acción con más información y la narración se ensanche.
Por supuesto, si no has visto 'Dead Set' es la mejor elección si estás apalancado en la casilla de salida, aunque los abonados a Netflix son mayoría frente a los seguidores de Filmin, cuyo sugerente catálogo está creciendo con especial gusto y eclecticismo últimamente. 'Reality Z', que atiende a la estrategia de Netflix de financiar formatos de éxito en países con menor coste de producción, se antoja más exótico, más verbenero, probablemente por su origen y escenarios, pero lo que acontece no difiere en exceso ni abre nuevas vías de expresión, aparte de perder ironía y sumar más zombis en detrimento de la sátira. El paralelismo entre los devoradores de carne y la civilización funciona a las mil maravillas en un entorno como 'Gran Hermano'. Se explota a conciencia, aunque ya en el primer capítulo se descubre el pastel y se gasta el grueso de los cartuchos. El humor negro es un ingrediente básico, salva el resultado de la quema, sobre todo una vez explotada la ingeniosa idea de partida, con sus giros y sorpresas, como mandan los cánones. Las dinámicas entre los personajes, la sensación de que los humanos son más peligrosos que los propios muertos vivientes, son tics del subgénero que lucen en una trama expandida que quizás tenga continuación, a diferencia de la creación de Brooker, claramente autoconclusiva. ¿Hay algo más horripilante que un reality show?
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