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Ryan Murphy se mueve como pez en el agua entre adolescentes. Ahí está 'Glee' y la reivindicable 'Scream Queens'. También en otros géneros, pero esa es otra historia. Sin embargo, y volviendo a los primeros ejemplos, hace aguas en la transición de los adolescentes ... a la vida adulta. Le vuelve a pasar en la que nos ocupa, 'The Politician'. La segunda temporada, aunque sea una digna continuación, pierde la chispa y la mordacidad de la primera entrega.
Payton Hobart (Ben Platt) sigue dando pasos para conseguir su sueño, llegar a la Casa Blanca. Lo que empezó en una batalla en las aulas para hacerse con el favor de los alumnos, se traslada a una elección al Senado americano. Los rivales también cambian. Ahora tendrá enfrente a Dede Standish (Judith Light) y su mano derecha Hadassah Gold (Bette Midler). Con Payton seguirá su fiel -o no tanto- escuadrón estudiantil: McAfee Westbrook (Laura Dreyfuss), James Sullivan (Theo Germaine), Skye Leighton (Rahne Jones) y su ex contrincante Astrid Sloan (Lucy Boynton).
El denominador común de las dos temporada de 'The Politician' es mostrar esa máxima hobbesiana de 'el fin justifica los medios'. El cinismo cambia de escenario, primero en el instituto y ahora en el estado de Nueva York, pero en sendos casos se trata de una pelea de candidatos dispuestos a hacer cualquier cosa para obtener lo que quieren. ¿Cómo de auténtico debe ser un político o donde la línea roja de la ética que no se debe traspasar? ¿Y la coherencia? ¿En qué lugar queda? Payton Hobart apuesta por el cambio climático como eje de campaña sin que el activismo ambiental haya estado nunca entre sus prioridades.
Los siete nuevos episodios siguen mezclando humor, fluidez y mucha sexualidad. Diversa. Marca de la casa, incluido el poliamor. Pero, a diferencia de la primera temporada, se detiene poco en profundizar en cada personaje perdiéndose más en los entresijos y las conspiraciones políticas. Bette Midler y Gywneth Paltrow son la cara y la cruz. La primera es el gran fichaje y pronto demuestra por qué. Brilla en cada escena y aporta la chispa necesaria para que el show no decaiga. La segunda, bien merecedora de un spin off, queda relegada a un puñado de escenas sin sentido ni pies ni cabeza, metidas con calzador hundiendo la serie a su punto más absurdo. Aclaración: para mal.
Con sus virtudes y defectos, 'The Politician' no engaña. Es lo que quiere ser. Para llegar a esta conclusión no hace falta ni detnerse en un capítulo completo. El tráiler es una declaración de intenciones. Ryan Murphy se divide en las ficciones que se toma en serio -hace un mes hablábamos aquí mismo de la maravillosa 'Hollywood'- y las que parecen concebidas para hacer pasta. En sendas ficciones es mordaz pero en la presente juega con ser conscientemente ridículo. ¿Y funciona? Sí, a veces. Todo cansa.
La ficción dura poco, son siete episodios, por lo que una vez metido en faena el espectador no tendrá una sensación de pérdida de tiempo. ¿Le habrá aportado algo? No. Ni política ni emocionalmente. Tampoco se habrá echado grandes carcajadas. Una media sonrisa quizá. De hecho, esos giros -o volantazos- y la fluidez del guión le da un ritmo vertiginoso que bloquea cualquier tentación de apagar el televisor. No te resultará aburrida si tu plan alternativo es ponerte con la plancha. Pero, tan pronto la hayas terminado, su legado se habrá desvanecido. Y te tocará ponerte con la plancha. ¡Qué fastidio!
La segunda temporada completa de 'The Politician' está disponible en Netflix desde el 19 de junio de 2020.
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