El Windsor

Lo hace de manera juguetona. Cada uno de los cuatro episodios de unos 45 minutos arranca con disquisiciones sobre universos paralelos que parecen salidas de la película 'Magnolia'. De una colilla mal apagada pasamos a complots que implican a Francisco González, expresidente del BBVA, y al mismísimo comisario Villarejo, que hizo de Frankenstein en 'Aquí huele a muerto', la película de Martes y Trece.

No es un dato gratuito. Junto al exalcalde de Madrid Alberto Ruiz-Gallardón y un parapsicólogo que busca fantasmas en El Corte Inglés de la Castellana, Millán Salcedo nos recuerda que la verdadera historia que oculta el Windsor no es la de las sombras que se veían en una ventana mientras el rascacielos era devorado por el fuego. El documental que pide a gritos es la historia de la familia Reyzabal, propietaria de la torre y de un imperio de cines y salas de fiesta en Madrid, que fueron languideciendo en los años 80.

¿Se acuerdan del logo de Izaro Films en muchas de las españoladas más taquilleras? Era la productora y distribuidora de los Reyzabal, que hacían caja con 'Los bingueros' y 'Rambo'. De la treintena de salas que poseían solo quedan el Callao y el Palacio de la Prensa. 'La maldición del Windsor' resulta más interesante como reflejo de una época que cuando juega a la intriga a lo 'Cuarto Milenio'. Un Monopoly cutre con una familia a lo 'Succession', a los sones de Bertín Osborne cantando en Cleofás.