Larry y los machos

Y si Larry David ha regresado como si nunca se hubiera ido, los 'Machos alfa' de Netflix han cambiado un poquito. Los hermanos Caballero, maestros de la sátira social en 'Aquí no hay quien viva' y 'La que se avecina', nos devuelven al grupo de patéticos machirulos en deconstrucción. No solo es que los actores estén a 45 revoluciones por minuto en vez de a 33, como viene siendo habitual en la casa, sino que las tramas también parecen ir a toda pastilla.

La segunda temporada de 'Machos alfa' transcurre en muchos más exteriores que la primera, incluido un salto a la Costa del Sol. Patricia Montero, Cayetana Guillén Cuervo, Carlos Areces y la llorada Itziar Castro en su último papel se suman al vodevil, que ha perdido cierta frescura aunque mantiene el oído que demuestran los Caballero para cazar al vuelo el gracejo de los comentarios de la gente. Las bromas a costa del feminismo y la nueva masculinidad no esconden el carácter conservador de una serie que, en el fondo, perpetúa los clichés de los que se ríe. Se pretende políticamente incorrecta, pero no lo es.