'Mrs. Wilson', ¿y si tu marido tuviera otra esposa?
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Producida por Ruth Wilson, la actriz encarna en esta fascinante serie a su abuela en los años sesenta, cuando descubrió que su esposo guardaba oscuros secretosSecciones
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Nueva serie ·
Producida por Ruth Wilson, la actriz encarna en esta fascinante serie a su abuela en los años sesenta, cuando descubrió que su esposo guardaba oscuros secretosNo ha debido ser nada fácil para Ruth Wilson, la actriz a la que hemos podido ver en producciones como 'Orange Is The New Black', 'Luther' o 'The Affair', contar esta historia. No se trata de una coincidencia loca: el apellido al que hace ... mención el título de la ficción ('Mrs. Wilson') coincide con el de la intérprete porque la británica está dando vida a su abuela Alison Wilson, que en 1963 vivió un hecho insólito. Su esposo, Alexander Wilson (Ian Glen), se encontraba rematando una novela cuando falleció repentinamente. Ella entonces marcó dos números: el de el reverendo de su parroquia y el de la señora Coleman (Fiona Shaw), la mujer para la que ambos habían trabajado. La sorpresa fue mayúscula cuando esa misma noche una tal Gladys se presentaba en casa de los Wilson para recoger las pertenencias del fallecido. ¿La explicación? La mujer, de avanzada edad, decía ser la esposa de Alexander.
Disponible en Filmin desde esta misma semana, el comienzo de 'Mrs. Wilson' resulta impactante y demoledor a partes iguales. Es, sin duda, el gran atractivo de esta serie desarrollada por la BBC y producida por la propia actriz, una trama que atrapa al espectador y que no lo suelta en las casi tres horas que dura la ficción. Porque tras ese arranque, asistimos al desconcierto de una protagonista que no parará hasta encontrar respuestas, incluso a pesar de que eso salpique a los dos hijos que ha tenido con su marido, Gordon (Calam Lynch) y Nigel (Otto Farrant).
¿Quién es la mujer que se ha presentado en casa? ¿Han sido estos veinte años de matrimonio una farsa? ¿Realmente estuvo casado con dos mujeres? ¿Era Alec quien decía ser? Son las preguntas que el espectador y la protagonista se hacen a medida que avanza una serie de ritmo fundamentalmente lento -el primer capítulo es una excepción- y que apuesta por los flashblacks -las transiciones entre el presente y el pasado están realmente cuidadas- para relatar una historia que hunde sus raíces en los años cuarenta, durante la II Guerra Mundial. Es entonces cuando Alison entra a trabajar en el Servicio de Inteligencia británico, al servicio del comandante Alexander, un escritor de relativo éxito, cuarentón -ella tiene veinte años menos- y casado, que domina el árabe. Ambos están en el departamento de escuchas, atentos a lo que sucede en todas las embajadas y en un momento crucial para la guerra. Pronto la relación entre ambos se hace más y más estrecha hasta que la pareja se consolida y Alexander pide los papeles del divorcio.
Con un pie en el presente y otro en el pasado, Alison va haciendo memoria, reconstruyendo su vida y la de su esposo y buscando respuestas entre aquellos que lo conocieron. Pero lejos de despejar las incógnitas, a medida que la mujer investiga, el número de interrogantes en torno a su a su marido no hace más que crecer. Su mundo se tambalea, mientras intenta mantener la idílica imagen que sus hijos, uno en la universidad y el otro en la marina, tienen de su padre.
Todas sus certezas van aparentemente derrumbándose y empieza a cuestionarse si su vida no habrá sido fruto de una estafa, si las ausencias prolongadas se debían realmente a una misión en el extranjero -resulta refrescante y estremecedor abordar la egoista vida de un espía desde el punto de vista de su abnegada y solitaria esposa-, si su oficio de escritor y sus elaboradas fantasías habían finalmente tomado su vida real o por qué durante años apenas tuvieron dinero para mantener a los más pequeños. En el otro lado, se encuentran los vecinos de Alison, que solo tienen palabras amables para quien se ha ido al otro barrio.
Resulta complicado hablar de 'Mrs. Alison' sin desvelar asuntos clave de su sorprendente historia, pero una cosa es cierta: cada giro de guión sorprende en esta historia que habla fundamentalmente de la capacidad de perdonar y de reconciliarse con el pasado y que todavía espera un desenlace en la vida real. A la altura de tan enigmática historia se encuentra un trabajo actoral y un apartado técnico que rayan la excelencia, algo natural tratándose de la BBC.
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