'Mr. Corman', una amarga comedia sobre el fracaso

En esta amarga comedia, Gordon-Lewitt da vida a Josh Corman, un músico frustrado de Los Ángeles, abstemio, de treinta y pico años, que se gana la vida como profesor, dando clases a chavales quinto de primaria. Y ya en los primeros compases de la historia quedan claras dos cosas: que aunque ha dejado apartada su carrera musical, a Josh lo que le interesa de verdad es jugar con el sonido -lo hace siempre en los fantásticos créditos iniciales, diferentes en cada capítulo-, y que está sumido en una crisis existencial y no deja de preguntarse si alcanzar el éxito o ser irrelevante en un mundo tan competitivo es fruto del trabajo y de la constancia o de un tonto golpe de suerte. Porque aunque Josh esté frustrado y aunque crea que su vida es mediocre, se considera muy por encima del resto. Y no acaba de entender por qué. Comparte apartamento con Víctor Morales, un joven latino que trabaja como repartidor en UPS, y hace casi un año Megan, su novia de toda la vida y con la que tenía un grupo, le dejó, en una ruptura de la que aún no se ha recuperado.

Rodada de forma magistral y a varias manos, 'Mr. Corman' seduce por sus primeros planos, por su vibrante cámara al hombro, por sus planos secuencia brillantes y por unos diálogos que pesan y dejan poso -«¿Siempre supiste que morirías sola?», llega a decirle Josh al ligoteo de una noche tras una acalorada discusión-. No es una comedia agradable. Al contrario, a menudo resulta áspera y hostil, aunque se marque un número musical pocho y triste -de forma más que consciente- para hablar de las relaciones maternofiliales, o se atreva a plantear en pantalla una batalla de superhéroes para describir temas relacionados con la amistad.

Capítulo a capítulo, la personalidad del protagonista va desvelándose. Ahí están los traumas del pasado y del presente, las inseguridades, la mala relación con su hermana, el poso de la religión y un pasado en una desestructurada familia de la que el espectador va conociendo retales y pedazos. Lo más asombroso de todo es que el pulso detrás de la cámara no parece perderse nunca. Aurora Guerrero firma el espectacular segundo episodio, que retrata de forma asfixiante problemas mentales como la ansiedad y los ataques de pánico, tan presentes en la sociedad y a la vez un tabú, aún más terribles cuando uno tiene que lidiar con los seguros médicos estadounidenses.

Pero es que 'Mr. Cormán' toma también decisiones inteligentes y se permite cambiar de historia y centrar uno de sus capítulos en Víctor, titulado, claro, 'Mr. Morales' (Arturo Castro está increible), en una tierna y divertida reflexión sobre lo difícil que es la parternidad cuando uno es divorciado, pero debe seguir haciendo piña con su expareja para dar la mejor educacion posible a su hija, o ahondar en otras posibles vidas para Josh Corman en todo un '¿Qué pasaría si?' que se nutre de triquiñuelas visuales al estilo Michel Gondry y que muestran el excelente actor que es Gordon-Levitt -hay un claro homenaje al tipo de personaje que Leonardo Dicaprio encarna en 'El lobo de Wall Street', que Gordon borda con maestría).

A un capítulo de su conclusión, solo puede decirse que es una propuesta magnífica, original y descarnada. El único pero es que cuesta vislumbrar hacia dónde va. Quizá sea el octavo episodio el que de la respuesta. Mientras tanto, está siendo un viaje la mar de interesante.

'Mr. Corman' está disponible en Apple TV+.