Larry David regresa en plena forma
Décima temporada ·
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Décima temporada ·
Las obsesiones del creador de 'Seinfeld' vuelven a la televisión en una temporada que toca asuntos como el populismo de Trump o el acoso sexual'Curb Your Enthusiasm' o 'El show de Larry David', tal y como se llamó en nuestro país en tiempos pretéritos, parecía estar destinada a desaparecer. No en vano la octava temporada de esta suerte de mockumentary -no es un falso documental al uso, como ' ... The Office', pero sí que entremezcla ficción y realidad- echó el cierre en septiembre de 2011 y hubo que esperar hasta 2017 para recuperar a un Larry David más talludito pero con las mismas manías, la misma bocaza y la misma mala suerte de siempre. Ahora vuelve a HBO con su décima temporada y bajo el título en España de 'Larry David', pero, eso sí, con los mismos créditos que ya se han convertido en meme.
Pero, ¿quién es Larry David? Pues nada más y nada menos que el creador de 'Seinfeld', que en esta ficción ambientada en los barrios residenciales y pudientes de Los Ángeles hace de una versión ficticia de sí mismo, como un exitoso productor y escritor televisivo semi retirado que supera ya los setenta años de edad, disfruta de un nivel de vida elevado y acaba de cortar con su esposa Cheryl (Cheryl Hines).
Ya el arranque de esta décima temporada nos recuerda que estamos ante un maestro de los diálogos. Larry camina junto a su amigo Leon (J. B. Smoove), a quien le pregunta si está contento con su color de piel. «Claro, soy caoba», le contesta, «¿y tu?». «¿Yo? No. Es como unos cereales en papilla». Y la ficción comienza a a divagar entre esos detalles de las pequeñas cosas que a Larry le sacan de quicio. ¿Por qué seguimos felicitando el año pasadas tres semanas? ¿Qué hace una embarazada de ocho meses haciendo footing? ¿Por qué me ha dicho que su marido es afroamericano? ¿Por qué ese tío se está echando talco por todo el cuerpo después de ir al gimnasio? Y también comprobamos algo más: está más cascarrabias que de costumbre y no duda en tirar una hilera de patines eléctricos o romper un palo selfie mientras camina por la calle.
Es fácil ver que gran parte de lo acuñado en 'Seinfeld' salió del magín de David. Incluso en la actuación del humorista: la excesiva gesticulación, los ticks, la peculiar forma de dirigirse a los demás... Larry David no es un gran actor, pero tiene tanta gracia que uno acaba cogiendo cariño a este perdedor que en realidad lo tiene todo. La décima temporada se permite, incluso, repetir esquemas que ya vimos en la serie del monologuista pero a la inversa. No sé si recordarán que Jerry Seinfeld quiso ayudar a un inmigrante llamado Babú con su restaurante en Manhattan y le dijo aquello de que mejor pusiera un menú de su tierra, en lugar de un menú neoyorquino. Acabó llevándolo a la ruina. Pues bien, en este caso sucede al revés y Larry se cabrea con una cafetería de relativo éxito en el que le han servido un café, a su juicio, frío y, atención, la mesa en la que se ha sentado está coja. Se cabrea tanto que decide alquilar el bajo que está a su lado para hacerle la competencia.
A partir de estos roces y estos elementos a menudo insignificantes se da pie deliciosos diálogos que no por cruzar a veces la frontera de lo forzado resultan menos hilarantes. Se tocan en estos dos primeros episodios que han salido a la luz temas, además, de candente actualidad, como el populismo de Donald Trump y su 'Make America Greats Again', que ayudan a Larry a librarse de cualquier situación incómoda, o los abusos sexuales -ojo al Jeff Garlin, productor de la serie que hace también de sí mismo en la pantalla, y su parecido físico con Harvey Weinstein- o los problemas asociados al envejecimiento. Y todo junto a ese toque de sainete, equívocos y bodevil que forma parte de algunas de las mejores sitcoms americanas -'Frasier' es quizá el mejor exponente de ello- y del que casi nunca se habla.
Sí, es cierto que si uno no está muy al día de lo que se cuece en la televisión americana, puede perderse algún detalle importante como ese cameo de Phil Rosenthal, creador en su día de 'Todo el mundo quiere a Raymond', una serie que pasó sin pena ni gloria por Telecinco, y responsable también de programas gastronómicos como 'Comida para Phil', que fuera triunfa a lo bestia pero que aquí no acaba de despuntar pese a su paso por Netflix. Otros, en cambio, como el de Ted Danson, como flamante novio de Cheryl, sí llegan a todos los públicos.
HBO cuenta con todas las temporadas de 'Larry David'.
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