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Hola, soy Jorge y no he visto ni un solo capítulo completo de 'Juego de tronos'. Y, ojo, que esta confesión no contiene ni el más mínimo intento de demostrar una absurda superioridad moral. Todo lo contrario. Sólo es la declaración pública de la ... incapacidad de aquí un politoxicómano catódico, adicto a todo tipo de subproductos que, sin embargo, no ha conseguido engancharse a la trama de una serie que se ha convertido en el gran icono de la cultura televisiva contemporánea. Lejos de sentir síndrome de abstinencia cada semana o terribles sobredosis de spoilers, mis referencias sobre la producción de la HBO se limitan a saber que por allí pululaba el enano del anuncio aquel de la cerveza, que hay muchos dragones, que muere mucha gente y que el personal se volvió muy loco cuando rodaron en San Juan de Gaztelugatxe. Poco más. Y esto, claro, provoca que en determinadas ocasiones, en determinadísimos círculos, uno se haya llegado a sentir como una suerte de 'apestado' cultural. Fuera del grupo.
«Es que la serie ha logrado que los seguidores se reconozcan como parte de una gran familia muy amplia, porque 'Juego de tronos' consiguió sacar al género del nicho para apelar a un público muy heterogéneo», explica Elena Neira, profesora de Estudios de Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y coautora del libro 'Revolución over the top: del vídeo bajo demanda a la televisión por internet'. La investigadora es una de las más profundas conocedoras sobre el cambio de paradigma en el consumo audiovisual que ha supuesto este título. «En su momento se convirtió en un aliento de la piratería y, más tarde, todo lo contrario: hizo que mucha gente pagara por consumir vídeo», sostiene Neira.
Para la profesora, el «fenómeno global» de 'Juego de tronos' sólo es comparable con títulos como 'Twin Peaks' o 'Lost', «con los que el público sufrió esa serialización semanal, ese sacrificio de esperar, semana a semana hasta alcanzar el clímax final, ese final de viaje que ahora llega con 'Juego de tronos'», abunda la experta, convencida de que el título basado en los libros de George R. R. Martin va a ser el último «que se va a emitir semana a semana».
Ese cambio en las dinámicas de visionado del contenido (hay que recordar que 'Juego de tronos' es un producto concebido para la emisión lineal') no es el único que va a traer el fin de la serie. Para la plataforma HBO va a suponer enfrentarse a un gran desafío: perder su joya de la corona. A priori, puede parecer que la compañía ya había asistido a ese difícil momento, cuando títulos tan celebérrimos como 'Los Soprano' o 'The wire' llegaron a su fin. «Pero ahora HBO está en una situación más complicada por la competencia que tiene», destaca la investigadora. «Si quiere competir con Netflix, va a tener que apostar por la cantidad cuando hasta ahora sus producciones y su público tenían un perfil muy determinado», añade. La filosofía se resume a la perfección con el eslogan 'No es televisión, es HBO'. «Pero, sin lugar a duda, ahora son conscientes de que van a tener que ir hacia una 'netflixización', en este escenario ya no se pueden permitir unas dinámicas de producción tan lentas como con 'Juego de tronos' y otros grandes títulos, necesitan ir hacia un modelo producción de más contenido que consiga mantener el 'engagement'», reflexiona, convencida, la profesora Neira.
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