548 días
CRÍTICA DE TELEVISIÓN ·
'548 días' es un viaje por los estados del alma, un viaje para descubrir que el mayor de los miedos del mundo se aparta de tu camino cuando tienes que darle la mano a alguien más pequeñoSecciones
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CRÍTICA DE TELEVISIÓN ·
'548 días' es un viaje por los estados del alma, un viaje para descubrir que el mayor de los miedos del mundo se aparta de tu camino cuando tienes que darle la mano a alguien más pequeñoNo existe veneno, meteorito ni tsunami capaz de reproducir el miedo que me provoca '548 días: Captada por una secta'. Un miedo para el que nadie está preparado. Un miedo que, como padre, me bloquea y me altera y me destruye por dentro de un ... estallido que me aprieta los puños hasta clavarme las uñas. Pienso en matar. En la posibilidad real de matar al que engaña, manipula, roba y asfixia el alma. Y eso me da miedo porque el odio, la repugnancia y la ira son sinceras. Qué miedo, joder, que se lleven a mi hija.
Patricia cumplió 18 años y desapareció de casa. «Su hija ya es mayor de edad», le dicen a su madre, desesperada. «¿Y qué? Sigue siendo mi niña», responde ella. La serie documental de Disney+, dirigida por Olmo Figueredo y José Ortuño, basada en el libro 'Hágase tu voluntad', de la periodista Vanesa Lozano, es una de esas historias que hay que contar porque manchan. Porque primero se pegan en la piel y te queman en lo más hondo para, de repente, al final, sacarte una sonrisa inesperada.
«Una madre nunca muere», qué frase tan hermosa. La pronuncia Olinda Valverde, madre de otra de las chicas secuestradas por Steven Manrique, un desalmado con ínfulas de gurú que se infiltraba por las redes sociales en las cabezas de las menores. Hace poco escuché que las redes sociales deberían prohibirse hasta la mayoría de edad, como el coche. Cada día me parece mejor esa idea.
'548 días' es un viaje por los estados del alma, un viaje para descubrir que el mayor de los miedos del mundo se aparta de tu camino cuando tienes que darle la mano a alguien más pequeño. Ni siquiera la muerte puede con todo. A veces, incluso, se regresa de allá. Porque, ya saben, una madre nunca muere. Seguimos adelante.
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