'Fundación': la inabarcable obra de Asimov cobra vida
Primera temporada ·
Jared Harris, Lee Pace y Lou Llobel protagonizan este relato épico que parte con una inquietante premisa en un imperio galáctico en las últimasSecciones
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Jared Harris, Lee Pace y Lou Llobel protagonizan este relato épico que parte con una inquietante premisa en un imperio galáctico en las últimasSu adaptación a la pantalla parecía imposible. 'Fundación', la trilogía de ciencia ficción que alumbró Isaac Asimov en los años cincuenta -'Fundación' (1951), 'Fundación e Imperio' (1952) y 'Segunda Fundación' (1953)- y que narra, en palabras del propio autor, una suerte de historia ... del futuro de la humanidad, siempre se había topado con el 'no' cada vez que la idea de llevarla al cine o la televisión se ponía sobre la mesa. Tiene lógica, más allá de la trilogía seminal, la historia contó con innumerables textos y relatos posteriores que completaban aquella obra, merecedora de tres premios Hugo. A todo ello hay que añadir que la trilogía original es epopeya a priori inabarcable al contar una historia que se extiende durante varios siglos, con un gran poso filosófico y que cuenta con una cantidad ingente de personajes, todo tipo de localizaciones, y al mismo tiempo evita, a menudo, la acción, que casi siempre sucede fuera de plano.
David S. Goyer, guionista de 'El caballero oscuro', es el responsable de que la propuesta haya llegado a buen puerto de la mano de Apple TV+. Con una factura visual exquisita y un elenco de altura, la ficción comenzaba este viernes su andadura en la plataforma con dos capítulos excepcionales, que sientan las bases para la que se espera sea una historia de largo recorrido -Goyer ha comentado en alguna ocasión que su idea es llegar al menos a los ochenta capítulos, lo que daría pie a unas ocho temporadas-.
'Fundación' arranca con el viaje de Gaal Dornick (Lou Llobel), una brillante matemática que vive en los confines de la galaxia, en un terruño en el que la ciencia ha sido ignorada y las creencias y la fe lo son todo, a Trántor, un planeta con más de cien niveles bajo el subsuelo -la mayor parte de sus habitantes no ha visto nunca la luz del sol-, ubicado en el centro de la galaxia y desde el que se dirige el destino Imperio Galáctico. La joven ha resuelto un problema matemático antiquísimo y ha sido reclutada por Hari Seldon (Jared Harris), un psicohistoriador de renombre al que el Imperio Galáctico no ve con buenos ojos. Precisamente, sobre ese concepto, el de la psicohistoria, es sobre el que giran los dos primeros capítulos de la serie. La psicohistoria es una disciplina que trata de adelantarse al futuro a través de las matemáticas. Y ahí está el problema: Seldon asegura que el Imperio Galáctico va a caer en unos quinientos años y que cuando lo haga a la humanidad le esperan 30.000 años de oscuridad, incertidumbre y caos en el Universo. Gaal es la única matemática capaz de entender las complejas fórmulas que a Seldon le han llevado a esa conclusión y, a su vez, es la única esperanza que tiene el Imperio Galáctico de probar que Seldón está equivocado.
Frente a ambos se sitúa la dinastía Cleon, encarnada en tres emperadores que, como la santísima trinidad, en realidad son una, pues son tres réplicas de distintas edades que se llaman entre si Amanecer (Cassian Bilton), Día (Lee Pace) y Atardecer (Terrence Mann). Lleva 10.000 años dominando el imperio y con una línea de sucesión clónica en los últimos cuatro siglos. Son despiadados y manejan con mano dura los destinos quienes se atrevan a contradecirlos. Ante la insistencia de Seldon, cuya retórica tiene cada vez más calado en la sociedad, le piden una solución. Para el psicohistoriador, sin embargo, ya es tarde. Su única respuesta es crear una Fundación, algo así como una biblioteca de Alejandría galáctica, que atesore todo el conocimiento para que la humanidad no tenga que volver a empezar de cero cuando todo se desmorone. Elaborar algo así, dice, reduciría a mil los años de oscuridad.
Será ese tira y afloja entre los emperadores y Seldon los que guíen los primeros compases de una serie con una factura técnica impecable. Desde el primer momento, las bellas panorámicas y la grandilocuencia audiovisual dejan claro que 'Fundación' juega en otra liga. Una liga a la que solo llegan algunos largometrajes de ciencia ficción, una liga que invita al espectador a perderse en unos mundos que se construyen en la cabeza del espectador tanto por lo que enseñan como por lo que dejan a su imaginación. La hábil narración, apuntalada por unos diálogos brillantes, va saltando en el tiempo y en el espacio, exhibiendo decenas de localizaciones, entre majestuosas ciudades, planetas casi inertes o espectaculares naves, así como sus distintas civilizaciones, arquitectura e indumentarias, y al mismo tiempo va arrojando detalles y datos del variopinto contexto político y social que alberga la galaxia. Es un relato épico, pese a la poca acción que se subraya en estos primeros pasos, pero no abruma y esa, quizá, es su mayor virtud: sabe contenerse, sin perderse en lo accesorio. En ese sentido, remite a otras series de calado similar pero sin tantos medios, como la deliciosa 'Battlestar Galactica'.
Habrá que ver cómo continúa la adaptación, pero si mantiene el mimo y el cariño que muestra en sus dos primeros capítulos, 'Fundación' podría ser una de las grandes revoluciones del género, independientemente de su éxito entre la audiencia.
'Fundación' se emite semanalmente en Apple TV+.
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