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Que la primera escena de 'Las escalofriantes aventuras de Sabrina' coloque a varios de sus protagonistas en un pase de 'La noche de los muertos vivientes' es toda una declaración de intenciones. No será la única vez, a lo largo de los diez ... capítulos que dura esta primera temporada, que haya referencias al cine de terror más clásico. Tampoco faltan homenajes al género -'Pesadilla en Elm Street' o 'El exorcista' son algunos de los títulos a los que rinde tributo-, pero afortunadamente no cae en el abuso como recurso fácil y tiene entidad propia. Vaya si la tiene.
Producida por la división de televisión de la Warner Bros., esta nueva serie se olvida de aquella sitcom con poca gracia que Antena 3 ofreció en los noventa ('Sabrina, cosas de brujas') y también de los cómics originales en los que se inspiraba, una serie de viñetas que debutaron en la revista 'Archie's Madhouse' y que luego pasarían a tener entidad propia en forma de álbumes.
El nuevo material, disponible ya en Netflix, se basa en realidad en 'Chilling Adventures of Sabrina', una serie de cómics que empezaron a publicarse en 2014 -aquí los edita Norma- y que, retomando los personajes originales, daban una vuelta de tuerca a las peripecias de esta bruja adolescente, apostando por el humor negro y macabro y una estética más oscura y adulta. No en vano, los créditos de la serie replican el trabajo artístico que Robert Hack desarrolló para esos tebeos. No es de extrañar ya que detrás de 'Las escalofriantes aventuras de Sabrina' se encuentra Roberto Aguirre-Sacasa, escritor de aquellos cómics.
El argumento gira en torno a Sabrina Spellman (Kiernan Shipka), una mestiza -mitad bruja, mitad mortal- de quince años que reside en Greendale, un pueblecito lleno de misterios. Huérfana de padre y madre, la joven vive con sus dos tías, la protectora Hilda (Lucy Davis) y la estricta Zelda (Miranda Otto), y su primo Ambrose (Chance Perdomo), en un casoplón donde las dos regentan un tanatorio. Sabrina, capaz de hacer ya algunos hechizos, oculta sus poderes a sus dos amigas, Sussie y Rosalind, y a su novio, Harvey. Todos ellos estudian en el instituto Baxter pero en su dieciséis cumpleaños la joven deberá tomar una decisión: permanecer en el mundo de los mortales o despedirse de sus amistades y participar en el bautismo oscuro con el que entregará su alma a Satán.
Esta nueva encarnación del personaje tiene, sin duda, muchos puntos en común con 'Buffy, la cazavampiros'. Al igual que la serie de Joss Whedon, aunque con menos humor -hubo una idea de hacer un homenaje a la sitcom original en uno de los episodios que finalmente se quedó en barbecho-, 'Las escalofriantes aventuras de Sabrina' utiliza a menudo lo esotérico y lo oculto como metáfora de la adolescencia y, claro, Sabrina, como hacía Buffy, debe compaginar su labor como bruja con el día a día a día de una quinceañera. Por eso que sea el guionista y productor de series como 'Glee' o 'Riverdale' -esta última ambientada en el mismo universo por el que se mueve Sabrina- el responsable de la serie es en este sentido una garantía de éxito. Los problemas de género, el bullying, las relaciones paternalistas o la censura son solo algunos de los aspectos en los que ahonda una serie repleta de virtudes en lo técnico.
Goza de una ambientación muy peculiar pues, pese a estar ambientada en la actualidad, una atmósfera de terror victoriano inunda todo el metraje. El vestuario, las enormes viviendas, los viejos electrodomésticos, el bosque, la niebla... Todo huele a horror del clásico. A este tono contribuye la peculiar forma en la que se ha rodado gran parte de la serie, con una suerte de 'iris blur' en la lente que deforma todo aquello que no se encuentre en el centro y que acentúa lo extraño y lo tenebroso. Mención aparte merece el excelente reparto que da vida a los personajes, empezando por Kiernan Shipka, perspicaz y con un punto impredecible -aquí hay algo de Verónica Mars-, y continuando con Miranda Otto -a veces da miedo- y Richard Coyle, que da vida al padre Fustus Blackwood, responsable de la Iglesia de la Noche y de la Academia de las Artes Oscuras. Como curiosidad, la serie recupera a Bronson Pinchot (Balki Bartokomous en la moralista 'Primos lejanos'), en el papel de George Hawthorne, el oscuro director del instituto Baxter.
Sin embargo, no todo es reluciente en 'Las escalofriantes aventuras de Sabrina'. Los capítulos, por ejemplo, son excesivamente largos y, como consecuencia de ello, el número de tramas resulta, quizá, demasiado elevado. Pese a ello, Roberto Aguirre-Sacasa tiene aquí un diamante en bruto. Si le dejan algo más de libertad, podría convertirse en algo grande.
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