Eli Cohen, el espía que ganó una batalla después de muerto
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Gideon Raff recrea la fascinante historia del mítico agente del Mossad, que llegó a convertirse en un hombre de confianza del régimen sirio a mediados de los sesentaSecciones
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Gideon Raff recrea la fascinante historia del mítico agente del Mossad, que llegó a convertirse en un hombre de confianza del régimen sirio a mediados de los sesenta(Alerta, 'spoilers'. En este artículo se dan detalles sobre la miniserie).
Una de las leyendas cidianas más famosas de la historia sostiene que Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, ganó a lomos de su caballo una batalla, después de muerto, a las huestes del ... moro Búcar, que pretendían recuperar la ciudad de Valencia. En el caso de Eli Cohen, fue su legado, la información confidencial que había descubierto como agente infiltrado, la que sirvió a Israel para ganar una guerra a la coalición árabe formada por Egipto, Jordania, Irak y Siria. Esa histórica victoria se materializó en 1967, dos años después de su muerte, ajusticiado en la horca, en la plaza Marjeh de Damasco; una ejecución pública que le arrebató la vida, al tiempo que le convirtió en un héroe nacional en su país.
Sus últimos años, en los que tuvo que lidiar con las mentiras propias de una doble identidad y los riesgos intrínsecos del espionaje internacional, han quedado retratados en la nueva serie creada, escrita, dirigida y producida por Gideon Raff, el autor de 'Hatufim', la ficción israelí que inspiró 'Homeland', y la más reciente 'Tyrant' o 'Rescate en el Mar Rojo'. 'El Espía' (Netflix) es mucho más que un homenaje a Cohen, un judío de origen egipcio que emigró a Israel en 1957. Es una asombrosa historia de infiltrados y delatores a la antigua usanza, trufada de conflictos internacionales, étnicos y religiosos en un rincón del planeta donde la geopolítica juega aún hoy un papel fundamental. También habla sobre la destructibilidad familiar, los sueños cumplidos, la lealtad, la traición y el amor; el que el protagonista profesa a su familia y sobre todo a su país; por el que arriesga absolutamente todo; hasta su vida. No en vano, la filosofía del bien común marcó el tramo final de su existencia. Y es que, antes que él, ningún otro agente había logrado llegar tan lejos hasta el punto de codearse con lo más granado de los estamentos político, militar y económico de uno de los mayores enemigos del estado de Israel: Siria.
El suyo ha sido durante décadas el caso más destacado de un agente del Mossad, los servicios secretos israelíes, infiltrado en el exterior. En la década de los sesenta, llegó a convertirse en un hombre de confianza del régimen sirio tras el golpe de Estado por el que el partido Baaz llegó al poder en 1963. Su cercanía con las altas esferas de aquel país alcanzó tal nivel que incluso llegó a tener acceso a información confidencial que le permitió abortar algunas de las más importantes iniciativas secretas de Siria contra Israel. Gracias a sus buenos contactos, muchos de ellos forjados en las fiestas que organizaba en su piso de Damasco y que solían terminar en bacanales de alcohol y sexo, se le permitió visitar bases militares ultrasecretas; un acceso vetado para cualquier civil.
Entre los hitos que jalonan su hoja de servicios, Cohen logró ubicar, gracias a una ingeniosa jugada maestra, las posiciones de las defensas sirias en los Altos del Golán. Unos eucaliptos que regaló al Ejército -y que los soldados sirios plantaron sobre sus búnkeres para aliviar el asfixiante calor que padecían bajo tierra-, fueron usados como marcadores de objetivos; lo que permitió a Israel bombardear con exactitud esas fortificaciones y tomar los altos, una zona estratégica en la región, en apenas dos jornadas durante la Guerra de los Seis Días (1967). El espía había cumplido su misión incluso después de muerto.
Este juego de espionaje, en el que destaca el loable esfuerzo de sus creadores por mantener la emoción, la tensión y el suspense hasta el conocido y trágico desenlace que ya anticipan en los primeros cinco minutos de la serie, es una adaptación del libro 'El espía que vino de Israel', de Yeshayahu Ben Porat y Uri Dan. En su traslado del papel a la imagen, luce como una hagiografía a la medida de Sacha Baron Cohen. El actor británico de ascendencia judía, que ejerce también como productor ejecutivo, brilla de forma notable en esta elegante propuesta con sello francés. En ella, brinda una interpretación en las antípodas de lo que es habitual en él. Tras haber forjado durante casi toda su trayectoria profesional una galería de personajes irreverentes, abandona en esta ocasión su faceta cómica y se pone serio para sorprender a propios y extraños al desplegar su papel más dramático.
Y lo logra con creces gracias al 'desdoblamiento' entre Eli, el humilde contable de los grandes almacenes Hamashbir de Tel Aviv, condicionado por su complejo de árabe judío en Israel; y Kamel Amin Thaabeth, su alter ego sirio. El adinerado y exitoso hombre de negocios que nace como su tapadera para infiltrarse en territorio enemigo allá por 1962. Un espía 'bon vivant', con clase, elegancia y mucho dinero, que se hace respetar por todos y que conquista con su encanto a la clase dirigente siria. Pese a la complejidad del reto, Baron Cohen aprovecha este escaparate para demostrar su versatilidad y salir triunfante del reto. Y eso a pesar de que no le hace ningún favor el bigote que luce caracterizado como Kamel, que irremediablemente recuerda a Borat, uno de sus personajes más… descarados.
Junto a él, sobresale en el elenco Noah Emmerich ('The Americans'), que se mete en los zapatos de Dan Peleg. Él es el instructor del Mossad que somete a Cohen a una formación intensiva y quien, debido a los insólitos progresos de Eli-Kamel, se ve atrapado en una encrucijada moral ante la posibilidad de exponer y poner en peligro mortal a su agente, al que le pierden sus ínfulas de notabilidad, y las presiones que ejerce sobre él su superior Jacob Shimoni (Moni Moshonov). También destacan las interpretaciones de Hadar Ratzon Rotem ('Homeland'), como Nadia, la esposa de Cohen; así como las de Waleed Zuaiter y Alexander Siddig; que encarnan, respectivamente, al presidente Amin al-Hafiz, y al coronel Ahmed Suidani, quien controlaba la inteligencia siria y tuvo un papel clave a la hora de desenmascarar al espía.
Pero en esta miniserie inspirada en hechos reales no sólo sobresalen las interpretaciones y los guiones. Es de justicia poner también en valor su cuidada ambientación y una exquisita fotografía. El lujoso diseño de producción no ha dejado al azar ni el más mínimo detalle: desde el transmisor de radio artesanal con el que Cohen remitía en código morse muchas de las informaciones que recababa, hasta los vehículos, los uniformes, el conjunto del vestuario de época y la música. De igual modo, llama poderosamente la atención la apuesta cromática con una fabulosa fotografía a cargo de Itai Ne'eman ('Tyrant', 'Mayans'). Este colaborador habitual de Raff ha optado, en esta ocasión, por una paleta de colores apagados para las escenas que transcurren en Israel que, por momentos, generan la ilusión óptica de visionar una película de los sesenta. Esa opción es también la elegida para la acción que transcurre en Francia, mientras que los colores más vivos y luminosos retratan los momentos que tienen lugar en Siria y en el Buenos Aires de 1961. Todo un contraste con las escenas ambientadas en Bat-Yam, la localidad cercana a Tel Aviv donde residían los Cohen. Por aquellos años, en Argentina vivía un notable número de árabes expatriados; por lo que el país sudamericano fue el lugar idóneo para que Eli iniciara su misión y afianzara su tapadera, ya convertido en Kamel. En ese entorno más controlado, trabó lazos con funcionarios de la comunidad siria que le servirían posteriormente como coartada para entrar en el país; gracias a las cartas de recomendación que escribieron para él.
En el momento en que Kamel cruza la frontera, la serie entra en una nueva dimensión. Si hasta entonces se había visto cómo Eli había sido reclutado, cómo se había formado y cómo había ido construyendo su nueva identidad sin dejar ni un cabo suelto, a partir de ese momento el espectador descubre cómo se las apaña infiltrado en las filas del enemigo y cómo confraterniza con éste mientras sigue su escalada en la sociedad siria encarnando a un exitoso hombre de negocios. Pero el personaje que ha creado se va apoderando de él hasta el punto de que, en sus breves escapadas a casa, le cuesta desprenderse de su otro yo. Se siente poderoso, invencible e inmune a las sospechas; por lo que, como una polilla atraída por la luz, corre más riesgos de los necesarios intentando demostrar su valía y su patriotismo. Ya no le basta con cambiarse de ropa. Está confundido y su nuevo papel en la vida es ser él mismo ante su familia. La misma que, 54 años después de su ejecución, continúa liderando una campaña para que les devuelvan sus restos mortales, enterrados en un lugar secreto de Siria.
'El espía' está disponible en Netflix.
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