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Se nos han hecho larguísimos los tres años transcurridos desde la primera entrega de 'We are Lady Parts', pero, al fin, la chicas han vuelto a la ciudad. O a la plataforma (Filmin). Para ellas, en cambio, solo han pasado unos pocos meses que han ... dado mucho de sí: Amina, tras doctorarse, está atravesando su «era de villana»; Bisma se busca a sí misma debatiéndose entre ser una mujer negra o una mujer musulmana; Momtaz quiere montar su propia discográfica; Saira sigue persiguiendo el éxito y Ayesha se ve presionada por su novia no musulmana para que salga del armario delante de su familia.
Tras pasar el verano curtiéndose en garitos de todo pelaje y convertirse en el grupo revelación de la escena alternativa, las Lady Parts quieren grabar su primer disco. Pero, al no tener ni una libra para pagar al productor con el que quieren trabajar, se dedican a hacer trabajos alimenticios, como actuar en una boda donde acaban cantando 'Oops!... I Did It Again'. Bueno, it's Britney, bitch. Además, pronto ven cómo un grupo fan, Segunda Esposa, hace una versión de 'Bashir with the good beard' y tiene más éxito que ellas. Son más guays, más jóvenes, más instagrameables, más comerciales. Es el choque entre dos generaciones. Y Lady Parts va perdiendo.
De repente, aparece la oportunidad: una discográfica les hace una oferta que sí pueden rechazar, pero no lo hacen. Y todo es felicidad hasta que se dan cuenta de que hay que pagar un precio muy alto por conseguir el éxito. Han de dejar a Momtaz. Han de ser sexis. Han de ser comerciales. Han de renunciar a ser ellas mismas. Han de permitir que los tíos de la discográfica les den lecciones de música y pongan sus manazas sobre sus canciones. Y aquí viene el viejo dilema: venderse a la industria o seguir siendo auténticas.
Lo que hace magistralmente 'We are Lady Parts' es utilizar estas tramas para poner las cuestiones importantes sobre la mesa: el heteropatriarcado, el racismo, la identidad, la integridad. Y lo hace a través de una escritura magnífica, que demuestra que con seis episodios de media hora por entrega se basta y se sobra para desarrollar temas complejos y que, además, puede hacerlo pasando de la risa a la emoción en un momento. Pero también está magníficamente dirigida: junto a las escenas musicales perfectamente imbricadas con la acción, en esta temporada aparecen elementos surrealistas que, visualmente, reflejan las sensaciones y los sentimientos de las protagonistas. De las cinco. Porque uno de los grandes hallazgos de 'We are Lady Parts' es que no aspira a representar la realidad de la mujer musulmana desde un único punto de vista, sino que lo hace ofreciendo diversas representaciones, algo que se subraya hasta en el vestuario y el maquillaje, tan distinto y tan acertado a la hora de expresar las distintas personalidades y circunstancias de las componentes de la banda.
Por si esto fuera poco, los conflictos se plasman en las canciones. Y qué canciones. Compuestas por Nida Manzoor, la creadora y guionista de la serie, junto a sus hermanos y a su cuñado, siguen siendo una ametralladora de energía punk, pero en esta segunda temporada han evolucionado a la par que el grupo. El resultado son temazos del calibre de 'Villain Era' y 'Malala Made Me Do It' (atención a la sorpresa) que comparten protagonismo con versiones de clásicos, como 'Don't Let Me Be Misunderstood' de Nina Simone. Todo esto hace que volver a ver a las chicas sea tan reconfortante como reencontrarse con viejas amigas. Porque no solo las segundas partes pueden ser buenas, sino aún mejores.
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