'Desaparición en el hotel Cecil', una tomadura de pelo
Serie documental ·
Bajo la producción de Ron Howard, Joe Berlinger, responsable de 'Las cintas de Ted Bundy', reconstruye en cuatro episodios la muerte en extrañas circunstancias de una joven en el mítico alojamiento, dando pábulo por el camino a todas las conspiraciones que suscitó el caso
El 31 de enero de 2013, Elisa Lam, una canadiense de origen asiático desaparecía sin dejar rastro en Los Ángeles. La joven, que pasaba unos días de vacaciones en la costa oeste de Estados Unidos, un buen día se esfumó. Cuando la Policía comenzó ... a trabajar en el caso, se topó con un vídeo en el que se veía a la chica de 21 años con vida por última vez. Era una secuencia de cerca de cuatro minutos extranísima. Elisa se introducía en el ascensor del hotel Cecil, donde se hospedaba, y apretaba todos los botones del montacargas, sin ton ni son. Después, se asomaba, miraba a la derecha y volvía a acurrucarse en la esquina del elevador, como si tratara de esconderse de alguien. Finalmente, salía del mismo y después de mover las manos y los brazos de forma claramente errática, desaparecía por el lado izquierdo. Días más tarde -y esto es un spoiler si no conoces la historia-, concretamente el 19 de febrero, se encontró su cadáver en uno de los cuatro tanques de la azotea, que proveían agua a las habitaciones de huéspedes, una cocina y una cafetería.
Ahora, 'Escena del crimen: desaparición en el hotel Cecil', reconstruye los últimos días de la vida de la joven y su extraña muerte. Varios peligros corría este documental, divido en cuatro capítulos y firmado por Joe Berlinguer, experto en el género del 'true crime' y responsable de la más interesante 'Las cintas de Ted Bundy'. El primero de ellos es que al ser un caso tan conocido, parecía difícil aportar nuevas claves en torno a un suceso que ha dado la vuelta por todo el planeta y ha sido cubierto, en profundidad, por espacios de superchería como 'Cuarto milenio'. Y, en parte, es así. 'Desaparición en el hotel Cecil' da voz, entre otras personas, a varios de los inspectores que trabajaron en el caso, al responsable de la autopsia, a los dos turistas que avisaron de que el agua apenas salía con presión y que lo hacía con un color amarillento y un sabor dulzón, a la directora del hotel en aquella temporada, así como al trabajador que finalmente encontró el cadáver, acercando al espectador a los distintos procesos de una investigación con algunos fallos que dejaron en evidencia al departamento.
Berlinguer dirige gran parte del metraje a profundizar en la figura de Elisa, una joven introvertida e inteligente, a la que vamos conociendo a través la suerte de diario que la joven escribía en su cuenta en la red social Tumblr. Diagnosticada de bipolaridad, se desahogaba a menudo escribiendo textos sobre la depresión y los bajones anímicos que la enfermedad le ocasionaba, pero también dejaba claro en su espacio en la red sus gustos por el arte y, en concreto, la fotografía. 'Desaparición en el hotel Cecil' también pone empeño en describir un hotel de 19 plantas, inaugurado a todo lujo en 1927, que tras el crack del 29 fue conviertiéndose en un alojamiento para turistas con escaso presupuesto y toda clase de personas que no tenían donde caerse muertos. Así, comenzó a cultivarse la leyenda negra de lugar maldito en el que se hospedaban asesinos y drogodependientes. Una leyenda negra que el documental estira, casi de manera pueril, deslizando los problemas del céntrico barrio en el que se asienta -como ocurre en muchas otras ciudades estadounidenses, el centro no es lo más recomendable; aseguran los policías del documental que cada día tienen al menos tres avisos de Skid Row-, hablando de los muertos por sobredosis que ha habido en sus habitaciones o desvelando que un asesino en serie se alojó allí. Ya ves tu.
No es, sin embargo, lo peor de una serie documental que da pábulo a todas las teorías conspiracionistas en torno al caso, a las que dedica casi la mitad de la serie. La historia comenzó a hacerse viral cuando la Policía decidió hacer público el extraño vídeo con la intención de sacar la investigación del callejón sin salida en el que se encontraba. Craso error. Fue el detonante para que decenas de internautas, con mucho tiempo libre, 'se pusieran a investigar'. Poco a poco, las teorías más locas se fueron adueñando de la conversación: que si el vídeo estaba cortado y manipulado, que si había otra persona con ella, que cómo había podido entrar en el tanque y cerrar la escotilla por dentro, que la autopsia había sido maquillada, que el culpable de su muerte era un trabajador del hotel, que la Policía estaba en el ajo, que el supuesto crimen se inspiraba en la película japonesa 'Dark Water' (2002), que un tal Morbid, un músico de black metal que se había alojado unos días antes, era el culpable... Lo más terrorífico es que Berlinguer les deja hablar durante minutos y minutos hasta que, ya al final, cuestiona con evidencias todos los argumentos.
Está claro que el tema era morboso y que había poco donde estirar, pero 'Escenas del crimen: desaparición en el hotel Cecil' es una tomadura de pelo que centra sus esfuerzos y pone el ojo en las teorías conspiracionistas y, sin embargo, se pregunta muy poco por el fenómeno. Producida por Ron Howard, responsable de películas como 'Willow' o 'Apolo 13', la frase sobreimpresa en la pantalla a su término, «si estas pasando por un mal momento o conoces a alguien que necesita ayuda visita wannatalkaboutit.com para obtener más información», parece una broma de mal gusto después de haber jugado a los asesinos, la leyenda negra y los fantasmas en torno a una muerte accidental causada por una enfermedad mental y una investigación policial no exenta de errores humanos.
'Escenas del crimen: desaparición en el hotel Cecil' está disponible en Netflix.
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