No era un capricho

Porque en eso se han convertido los dos actores, que en la segunda temporada –terminará en unas semanas en Disney+, que estrena cada siete días un capítulo– recalcan la idiosincrasia del Wrexham y qué supone para la comunidad. Unos vecinos que se agarraron al club cuando hace casi cien años murieron 266 mineros –todavía se recuerda cada septiembre– en un pozo o su principal sector económico cerró hace décadas. Pero también vemos los problemas personales de los jugadores, cómo tienen que lidiar con las lesiones, las enfermedades de sus familiares más cercanos o con el miedo a no defraudar a unos seguidores que se han multiplicado a raíz de la primera temporada por todo el planeta.

Esta nueva tanda de capítulos también hace hincapié en el devenir del equipo femenino, que tiene la misma pasión y responsabilidad que sus homólogos masculinos pero sin sus recursos, y en la fama. La notoriedad de aquellos seguidores anónimos a los que ahora los turistas que llegan al norte de Gales les piden autógrafos y fotografías.