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Si algo caracteriza a la esperada segunda temporada de 'Blue Lights' es su apuesta por el romance. Mientras irrumpen en escena nuevos personajes y los veteranos se resitúan, recomponiéndose tras el demoledor clímax de la sesión inicial, surge el amor correspondido, o difícil de compartir, ... entre varios miembros del grupo de policías que patrullan las calles de Belfast. Ya han superado el periodo de prueba, un año después de los anteriores acontecimientos, y nuevos peligros les esperan en las duras calles de la conocida ciudad. Para afrontar el día a día, desempeñando su papel de defensores de la ley en barrios hostiles, los roles principales deberán limar y resignificar sus relaciones, profesionales y afectivas. Sigue flotando en el ambiente el conflicto político en una serie coral emotiva, con momentos de tensión emocional, intriga y acción, cuyo mayor tirón es el llamativo plantel actoral. El equipo arístico llama poderosamente la atención en un panorama audiovisual en el cual cada vez se cuidan menos las interpretaciones y la puesta en escena.
Uno de los grandes alicientes de las series británicas es su duración. Las temporadas basculan entre 3 y 6 episodios, salvo excepciones. Suelen contar con los capítulos justos, sin material de relleno ni insípidos episodios de transición. 'Blue Lights', con el sello de la BBC, sigue afín a esta tendencia, disponible en la suscripción de Movistar +. Es inevitable no relacionar sus empaque con la genial 'Line of Duty', cuya hipotética nueva temporada se hace esperar mientras la última no está, incomprensiblemente, en ningún catálogo en streaming. Recordemos que en la propuesta que nos ocupa hay suspense, mucho drama personal y algo de política, con algunos pasajes donde se plantean dilemas morales, diluyéndose los límites éticos esperables. En esta ocasión entran en escena temas espinosos, como la eutanasia, el ojo por ojo o el terrorismo enquistado. Repiten en escena Siân Brooke ('Good Omens'), Nathan Braniff, Martin McCann ('Calibre'), Joanne Crawford ('Aisha'), Hannah McClean ('Sick Note') o Katherine Devlin ('Vikingos').
'Blue Lights' mejora en algunos aspectos en su segunda temporada. Matiza el desarrollo de los personajes y las diferentes subtramas encajan con más fluidez. Hay menos violencia explícita pero la tensión no afloja, más bien lo contrario en un panorama conflictivo. El barrio donde principalmente se mueven los agentes es una olla a presión a punto de estallar, 26 años después del inicio del proceso de paz, lo que añade interés a un guion que engancha, apoyándose en la abrumadora labor del casting. Alguna de las historias que se entrecruzan vuelve a hurgar en las hoy famosas «cloacas» del estado, en un marco excepcional, descrito sin miramientos, idóneo para tratar temas de peso, poner en cuestión los protocolos de mando, las jerarquías y el sentido de la justicia con varios focos de atención. Belfast como escenario de contrastes, ciudad donde nacieron los creadores de la propuesta, Declan Lawn y Adam Patterson, cuya inspiración también ha podido encontrar cierta luz en otro poderoso título de similar procedencia como 'Happy Valley'. Antes de entregarse a la ficción se labraron una trayectoria nada desdeñable en el ámbito de la investigación periodística, cuestión notable en el resultado final tras firmar incontables documentales (para la preparación de la primera temporada entrevistaron a más de una treintena de policías, además de víctimas y representantes de bandas criminales).
La psicología y circunstancias de un puñado de seres humanos con los cuales el espectador empatiza es una de las claves de 'Blue Lights', interesada en explorar cómo reaccionan y funcionan las personas. La serie es, ante todo, creíble, volcada en el tratamiento de los diferentes personajes, cuyos perfiles pueden pasar de resultar antipáticos a todo lo contrario, y viceversa. La audiencia les acompaña en su evolución, con sus contradicciones, rabietas y amor. Un drama policial elevado, alejado del formato procedimental, que conquista al público con un arma infalible: la emoción. La BBC ya ha cerrado cuatro temporadas.
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