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Drama, acción, desarrollo de personajes, diálogos y alguna sorpresa. La quinta entrega de 'The Last of Us' lo tiene todo, como si fuera un compendio de los hallazgos de la serie hasta el momento, asentando sus bases en el ecuador de la temporada, cargando las ... tintas en algunos de sus principales aciertos. El anterior capítulo, sencillo en su forma, no tanto en su contenido -las apariencias por aquí engañan-, dejó al respetable con ganas de más, con un cliffhanger que presentaba a dos nuevos personajes que cobran especial protagonismo en el episodio de esta semana, cuya emisión se adelantó con motivo de la Super Bowl, aunque hay quien sostiene que ha sido una maniobra de HBO Max porque estaban perdiendo audiencia. Los agoreros nunca descansan, máxime si disfrutan con el fracaso ajeno. Ya hay quien está abiertamente decepcionado tras conocerse las duraciones de todas las entregas que faltan. Al parecer, la conclusión final apenas llega a los 43 minutos, como si importase más el metraje que la narración y lo que acontece en pantalla. Es digno de estudio el exceso de minutaje irracional que se aplaude en la actualidad, cuando, desde siempre en el lenguaje audiovisual, menos es más. Como si no existieran las elipsis y la capacidad de la imagen en movimiento para insinuar, sin la necesidad de contarlo todo, dejando espacio al espectador para la interpretación. Hay que darlo todo mascado, de ahí el éxito de la segunda parte de 'Avatar', cuyo guion está escrito con plantilla.
El comienzo del quinto episodio muestra varias imágenes apocalípticas, sumamente crueles. El fuego ilumina la oscuridad que se cierne sobre los deshechos de una ciudad envenenada, tomada por una organización paramilitar que ha liberado a los ciudadanos del terror ajeno para sumirles en el propio. Intuimos linchamientos entre las sombras. El salvajismo del ser humano ante la adversidad en todo su esplendor. Supervivientes ejecutando a otros supervivientes porque no piensan igual. Guerra civil. Las postales macabras entroncan con la trilogía de cabecera de George A. Romero, especialmente con 'El día de los muertos'. Un cuerpo es arrastrado por el asfalto con decenas de cuchillos clavados en la espalda, a modo de trofeo. La victoria de la inhumanidad. Hay dos facciones contra la dictadura de FEDRA, contra el sistema, emparentado con la situación política actual que se extiende por todo el planeta. Cada cual en un extremo, con diferentes métodos a la hora de buscar una supuesta libertad. Un escenario escalofriante que da pie a múltiples lecturas.
Con nuevos personajes en escena, 'The Last of Us' avanza con pie firme, tomándose su tiempo. Pisa el pedal mostrando una misma acción desde dos puntos de vista diferentes para acabar entrelazando las historias de varios personajes condenados a entenderse, aunque no comulguen con las mismas ideas, ante una amenaza común que, dato importante, no son los infectados -el infierno que camino somos nosotros-. El arco argumental permanece estable mientras entran y salen algunos roles que permiten plantear dilemas morales: traición, colaboracionismo, cuestión de prioridades… Cada cual actúa según sus motivaciones, por venganza o supervivencia, razones que el público puede compartir o no, al igual que Joel, Ellie y compañía. Hay bajas, no hay que encapricharse con nadie, independientemente de qué rostro popular lo encarne -esto es pero que 'Juego de tronos'-. Hay una constante presencia de la infancia -el cómic, los superhéroes...- en una cuarta entrega bastante completa que cuenta con una escena de acción que, en su conversión live action, parece mirarse en 'Península', la secuela de la magnífica 'Train to Busan', donde los muertos vivientes, aquí zombis contagiados por el maldito hongo, atacan en masa sin contemplaciones, sembrando un horror mayor, igualmente irracional en una civilización al borde de la extinción. Aparece por primera vez un hinchado o gordinflón, otro tipo de criatura generada por el parasitismo del Cordyceps, un ser grandote y viscoso, cubierto de pústulas y esporas, con una fuerza descomunal que hace temblar el suelo a su paso.
Los responsables de adaptar el videojuego a imagen real siguen cuidando a sus seguidores con guiños calculados al material de partida. Las referencias son continuas, como algunos dibujos que podemos ver en pantalla o las escenografías de los túneles, con juguetes e indicios de vida en las catacumbas. Los tebeos de Savage Starlight que le gustan a Ellie también están presentes. De hecho, el capítulo lleva por título el lema de las viñetas: «Resistir y sobrevivir». La tormentosa escena de acción emula totalmente al juego de la Playstation, donde había que liquidar al francotirador y ocupar su lugar para eliminar al enemigo, esta vez un 2 x 1: los cazadores de Kansas y los infectados. Se monta una buena con Joel dándolo todo -estupendo Pedro Pascal, como todo el casting-. Además del godinflón, la mole destructora que arranca cabezas como quien pela pipas, también hace acto de presencia una acechadora, etapa intermedia entre los corredores y los chasqueadores en la mitología del juego. Un buen episodio, de ritmo calculado, con otro emotivo final que, inevitablemente, toca especialmente el corazoncito de los adictos a 'The Last of Us'. Hay una revelación que pone los pelos de punta, ojo...
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