Ponme otro café, Luke (lo de 'Las chicas Gilmore')

Porque en la serie se toma mucho café, muchísimo, tanto como se habla: probablemente, los diálogos rápidos, divertidos y chispeantes, en la más pura tradición de la 'screwball comedy', sean consecuencia del excesivo consumo de cafeína. Y esa es la marca de la casa Sherman-Palladino: más de ochenta páginas por guion frente a las cincuenta habituales. De hecho, tan verborrágicos como 'Las chicas Gilmore'; son los personajes de 'La maravillosa Sra. Maisel', otra creación de la autora. Y una los oye y piensa por qué no se hablará así en la vida real. Sencillamente, porque la vida con esta escritora estadounidense es una vida mejor: divertida, curiosa, ocurrente. Y con mucha cafeína.

La serie cuenta una relación a tres bandas, la que Lorelai Gilmore (Lauren Graham) mantiene con su madre (Kelly Bishop) y con su hija Rory (Alexis Bledel). Lorelai, miembro de una familia de la clase alta estadounidense, se queda embarazada a los dieciséis años. Enfrentada a sus padres, cría a su hija en soledad para alejarla del mundo rígido, lleno de normas y sometido a las apariencias en el que ella vivió de niña, un mundo donde los hombres hacen negocios en el club de golf y las mujeres se dedican a obras de beneficencia. Por ello, Lorelai es todo lo contrario a su madre: si una es clasista, prejuiciosa y convencional, la otra es abierta, sencilla, moderna y confiada. Y ese carácter marca la relación con su hija.

Acompañaremos a Lorelai en su vida cotidiana, en sus relaciones familiares, laborales y sentimentales, y con Rory sufriremos los primeros amores, los miedos, las decepciones, el cambio de colegio, la universidad. Pero todo, siempre, teñido de un irrefrenable optimismo con el que se solucionan tanto las batallas domésticas y cotidianas como los momentos más dramáticos. Además, Sherman-Palladino nos dio un bonus extra: despedida antes de finalizar la séptima y última temporada, la creadora de la serie rodó en 2016 ';Las cuatro estaciones de las chicas Gilmore', cuatro episodios de 90 minutos de duración en los que retoma los personajes principales para contarnos qué ha sido de ellos nueve años después y darle a la serie el final que ella deseaba.

Lo que no sabemos es qué le echa Luke al café, porque todos los personajes de la serie son vivarachos y excéntricos, y convierten a Stars Hollow en un pintoresco ecosistema: el propio Luke, con el que Lorelai mantiene un tira y afloja amoroso, Lane, la amiga coreana de Rory, Miss Patty, la profesora de baile del pueblo, Sookie, la cocinera del hotel que dirige Lorelai y que está interpretada por una entonces desconocida Melissa McCarthy, o Alex Borstein, que hace un pequeño papel como malhumorada arpista del hotel y a la que Sherman-Palladino rescatará y dará el protagonismo que se merece como la cáustica Susie Myerson en 'La maravillosa Sra. Maisel'.

No sé si la serie ha envejecido bien o mal. Probablemente regular: algunas referencias han quedado muy anticuadas, algunos comportamientos nos parecen rancios y algunas situaciones se nos antojan ñoñas. También nos chirría la gorra de béisbol que Luke se coloca al revés, y ya vimos suficientes trovadores del pueblo (aunque aquí lo interprete el legendario Grant-Lee Phillips) en todas las películas indies que se hicieron a principios de los 2000. Pero eso no quiere decir que 'Las chicas Gilmore'; no sea altamente disfrutable hoy en día. Si no la has visto, Lorelai y Rory serán tus nuevas mejores amigas. Si ya estuviste en Stars Hollow, será como volver a ver a aquellas primas del pueblo con las que te lo pasabas tan bien en la adolescencia.

'Las chicas Gilmore'; está disponible en Netflix