Tres miembros de una familia (muy) disfuncional y su continua búsqueda de ese alguien especial. A pesar de su certera mirada sobre las relaciones humanas actuales, 'Casual' pasó sin pena ni gloria por la televisión
Nope-Nope-Nope-Like-Nope-Nope-Nope-Nope-Nope-Like. Y así, hasta entrar en un extraño bucle en el que seres de morritos y cuerpos prietos van pasando por la pantalla del móvil cuando uno va buscando el amor de su vida... o lo ... que surja. Un poco como esas ferias de ganado en las que sólo se elige a las mejores reses, pero en versión erótico-festiva. Los de Hulu confiaron en el escritor Zander Lehmann –no conviene perder de vista a este tipo, de la misma generación que la celebérrima Lena Dunham– para alumbrar 'Casual', una comedia que aspira a abordar las relaciones sociales que surgen de internet y las 'apps' de ligoteo a través de la historia de una familia tirando a desestructurada, con el creador de una web de citas como protagonista. De ahí el título de la serie, que es el estado que muchos eligen para sus perfiles cuando buscan un encuentro esporádico. Un aquí te pillo aquí te mato de toda la vida. Un polvete rápido, vaya.
Tan liviana ella, tan aparentemente frívola, la ficción propone una reflexión muchísimo más sesuda sobre las relaciones humanas en las procelosas aguas del ligoteo contemporáneo de lo que, en principio, puede parecer. De hecho, 'Casual' quizás podría pasar por uno de los títulos que mejor han sabido retratar la frustración actual por no encontrar a e-s-a persona y la lucha sin cuartel por posicionarse en un mercado altamente competitivo donde el filtro belleza y los abdominales cotizan al alza. Sin moralinas, describe con fidelidad lo descarnadas que pueden llegar a ser las relaciones de 'hola, folleteo y adiós' y, sí, la soledad que, a la larga, producen. Lo consigue a través de las tres miradas de sus tres protagonistas (tío, hermana y sobrina) que ofrecen, a la vez, tres puntos de vista generacionales sobre el mismo tema.
Alex (Tommy Dewey) es un Peter Pan de manual. Un empresario tecnológico venido a menos que alcanzó el éxito creando el algoritmo de compatibilidad para una web de citas. El invento era infalible: el tipo se hincha a darle al fornicio noche sí noche también. Su vida cambia cuando su hermana –con la que tiene una relación tan intensa y dependiente que, por momentos, frisa lo enfermizo y hasta lo incestuoso– y su sobrina se mudan con él tras una separación traumática. Valerie (Michaela Watkins) es una psiquiatra, divorciada y cuarentona que, de golpe y porrazo, se encuentra con que el mundo de las citas ya no es lo que era. El flirteo ahora se hace con el cuchillo entre los dientes. A la pobre le cuesta, pero acaba haciendo 'match' y cogiéndole el gusto a eso de los encuentros furtivos y las relaciones de (ni siquiera) una noche.
Infancia entre orgías
La mirada millennial la aporta la sobrina e hija Laura (Tara Lynne Barr), una muchachita confusa, con el pavo subidísimo, en plena explosión hormonal y en continua búsqueda de su identidad sexual. Quizás sea el personaje que, a lo largo de las cuatro temporadas que despliega la serie llega a experimentar una transformación más evidente. Pasa de ser una Lolita engreída y caprichosa, acostumbrada a conseguir lo que quiere –y, sobre todo, de quién quiere– a convertirse en una mujer vulnerable, agotada por su propio cinismo. Los tres forman una familia disfuncional, con los dos hermanos criados en un entorno de orgías, LSD y filosofía zen. Un cuadro.
Una dignísima factura de cine 'indie', un elenco de actores estupendo, un humor tan finísimo como socarrón, una duración perfecta de apenas media hora por capítulo... Y, a pesar de todos esos mimbres, 'Casual' ha acabado olvidada en el fondo de ese ignoto cajón seriéfilo donde van a parar todos aquellos títulos de calidad que se han perdido entre los escalifragilísticos algoritmos de las plataformas. En España, sus cuatro temporadas han pasado sin pena ni gloria por la plataforma HBO, que emitió su último capítulo el pasado mes de agosto.
A pesar de su discreta repercusión, los guionistas supieron darle un dignísimo final a la historia. En su cuarta temporada, decidieron dar un salto en el tiempo, hasta un futuro próximo de coches autónomos y asistentes virtuales omnipotentes. Las vidas de los tres personajes se sitúan en un punto muy similar al de partida. Quizás no hayan encontrado el amor verdadero, pero hay esperanza. Mientras tanto, sigamos buscando en Tinder. Nope-Nope-Nope-Nope... Like.
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