Álex y los cainitas

Por lo mostrado en estos dos episodios estamos ante una serie de impecable factura técnica y ritmo endiablado, aunque se intuyen las trampas que existen el guion, como en la anterior entrega. De nuevo Eduard Fernández como el padre Vergara buscando salvar al mundo del mismísimo Satanás, encabeza un repartos en el que repiten muchos de los anteriores intérpretes (Miguel Ángel Silvestre, Macarena Gómez, Cosimo Fusco…) a los que se añade ahora Najwa Nimri como una youtuber que pone el humor con un personaje próximo a Iker Jiménez, y el estadounidense Paul Giamatti, al que Álex de la Iglesia ha definido «no solo como la primera opción, sino como la opción soñada».

La acción va saltando de la España vaciada a la urbe más cosmopolita, de Pedraza en Segovia, a Nueva York, del inframundo a la secta gnóstica de los cainitas, sin tiempo para la reflexión sobre lo que te cuenta, como una gigantesca montaña rusa de colores deslumbrantes y personajes a cual más extravagantes. No me pidan que les cuente de qué va porque con solo dos episodios presentados resulta imposible, pero estén seguros que les va a atrapar desde el primer minuto. Y es a estas alturas por más trampas narrativas que existan (recodemos que las trampas están para caer en ellas), ya nadie duda que el universo creativo de Álex de la Iglesia va muchas décadas por delante.