'Bonding': madurar a base de dominatrices y fetichismo
Primera temporada ·
Rightor Doyle es el creador de esta comedia que se basa en su propia experiencia y aborda la relación entre una dominatrix y su ayudante gaySecciones
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Primera temporada ·
Rightor Doyle es el creador de esta comedia que se basa en su propia experiencia y aborda la relación entre una dominatrix y su ayudante gayParece que Netflix le ha cogido el gusto a los formatos pequeños y baratos. Si la semana pasada echábamos un vistazo a 'Special', la primera sitcom con capítulos en torno a los quince minutos, esta semana nos detenemos en 'Bonding', otro ... serial que apuesta en su primera temporada por una tanda de siete episodios de corta duración para contar una historia, a todas luces, loca. Pete (Brendan Scannell) es un joven camarero gay con problemas para llegar a fin de mes y escasas habilidades sociales, fruto de una serie de complejos que no ha logrado superar. Así, a Pete le encantaría hacer comedia, pero cada vez que debe enfrentarse al público con un monólogo, acaba dando la espantada. Tampoco se siente cómodo en el ambiente que frecuentan los chicos que le gustan y tiene un compañero de piso (Alex Hurt) -es de lo mejor de la serie- que asegura ser heterosexual pero está fascinado con la 'promiscua' vida de Pete, esa que solo existe en su imaginación.
Consciente de los problemas que pasa su amigo del instituto, Tiff (Zoe Levin) le pide que acuda a una dirección. Lo que allí se encuentra es una suerte de sórdida mazmorra y a su amiga, una joven estudiante de Psicología, convertida en toda una dominatriz llamada Amy. Ésta le propone un plan: ser su ayudante cada vez que presten algún servicio. Lo cierto es que pese a lo descabellado del argumento, la serie está basada en las experiencias personales de su creador, Rightor Doyle, que se convirtió en el asistente de una dominatriz cuando se mudó a Nueva York. Pete, claro, acepta pero decide que él también tendrá otro nombre durante las sesiones.
A partir de ahí, la serie describe un despertar, el de Pete, que poco a poco va saliendo del cascarón y madurando, mientras se reflexiona acerca del mundo de la dominación, de los deseos y de las perversiones, de las motivaciones de los esclavos -«La masculinidad es restrictiva. Por eso los hombres me buscan, porque se liberan», dice una Tiff transmutada en la ama Amy-. En este sentido, el personaje al que da vida Scannel -el actor está fantástico, la verdad- funciona como contrapunto cómico en un mundillo, el del BDSM, que le es del todo ajeno -muy acertado el episodio de la lluvia dorada-, mientras Tiff va dándole consejos e instrucciones para abordar las distintas 'terapias'.
Y todo ese bagaje que el protagonista va adquiriendo le ayuda a dar pasos más hacia adelante. Es un punto de vista original sobre un asunto que apenas ha tenido recorrido en la ficción televisiva, pero que falla en su intento de arrancar una sonrisa. No tanto así en su argumento, porque 'Bonding' mantiene el interés a lo largo de sus siete episodios, algo que no era difícil merced a sus quince minutos de duración de cada uno de ellos, con distintas revelaciones, un flashback muy interesante y un final que, pese a estar un poco precipitado, resulta más bien encomiable.
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