'Avenue 5' despega sin el rumbo claro

Hijo de padre italiano y de madre escocesa Iannucci debutó en televisión con la extraordinaria 'The Thick of It' en 2005, que fue emitida hasta 2012. En ella ya mostraba su dominio en la sátira política que luego refrendaría en trabajos para el cine como 'In the loop' (en torno a un conflicto entre países por la incontinencia verbal de un ministro incompetente) o en series como 'Veep' (sobre una caótica y déspota vicepresidenta de Estados Unidos), que echó el cierre recientemente. Hasta ahora, por tanto, había superando la prueba de medirse a sí mismo con trabajos que conseguían mejorar la marca anterior.

En el caso de 'Veep', Iannucci consiguió mantener el nivel durante siete temporadas, con un personaje cada vez más histriónico, que pese a todo lograba conectar con el público y que era el mejor espejo de una política que en los últimos años se ha vuelto surrealista e impredecible. A medida que avanzaban los episodios, la audiencia percibía menos improbable que un personaje despreciable e ignorante como Selina Meyer pudiera alcanzar en la vida real un cargo de responsabilidad pública. Esto no dice nada bueno de los tiempos que vivimos, pero ese es otro tema. Gran parte del éxito de 'Veep' reside en su estupenda protagonista, Julia Louis-Dreyfus, a la que se han cansado de premiar en los palmarés de la última década, pero también en los diálogos hilarantes que crecían en boca de un reparto en estado de gracia.

Teniendo en cuenta estos antecedentes la nueva apuesta de HBO con este creador era esperada con una expectativas enormes. Y más teniendo en cuenta que al nuevo viaje se había unido Hugh Laurie (al que siempre le perseguirá el sambenito de Doctor House), un actor especialmente dotado para la comedia, al que había ganas de volverle a ver con un papel de enjundia (ya lo vimos en 'Veep', por cierto). En 'Avenue 5' encarna al capitán del crucero, que se pavonea por la nave como un perfecto anfitrión, pero que cuando hay problemas (que lógicamente no tardarán en surgir) demuestra su ineptitud. Que era lo que todos esperábamos, no nos vamos a engañar.

Y lo esperábamos porque previsiblemente ahí es donde la serie iba a ganar enteros, en el despropósito, en la sobreactuación, en lo inesperado (que suelen ser los lugares en los que mejor se manejan las producciones de Iannucci). Visto el capítulo piloto de 'Avenue 5' este momento catártico era aguardado todavía con más ganas, puesto que el episodio no termina de funcionar en las presentaciones (ni de las tramas ni de los personajes), por más que la premisa y la puesta en escena resulten atractivas nada más comenzar el metraje. Pero no sucede. Y esto ha hecho que la lista de decepcionados con este nuevo título de HBO sea amplia.

Pero 'Avenue 5' tiene margen de mejora, y a poco que reconduzca la travesía puede dirigirse a destinos mucho más alentadores. Porque la temática no está lo suficientemente explorada, al menos desde el plano de la comedia, y porque puede ser un interesante punto de partida para criticar e ironizar en torno a la sobreexplotación de lo tecnológico o a la turistificación más allá de la tierra. Y un capitán como Laurie da todas las garantías. Lo nuevo de Iannucci ha nacido constreñido. A nada que se libere crecerá como debe. Esa tripulación bien lo merece.

HBO ha empezado a emitir 'Avenue 5'.