'Mrs. America', amas de casa contra los avances del feminismo

«Si la mujer trabaja fuera de casa tendrá dos trabajos a tiempo completo», dice Phyllis Schafly, ama de casa, madre de familia, activista, y republicana. Muy republicana. Tanto que, quizá hoy, se enmarcaría en ese grupo conocido como 'Tea Party'. Ella recluta para su movimiento a un grupo -más numeroso en cada episodio- de defensoras de la familia tradicional. Todas, a priori, de clases acomodadas, de esas que forman parte de las 'Hijas de la Revolución' y que no tienen reparo en preparar bollos y dulces de cara a conseguir para su causa la adhesión de congresistas y senadores. Ellas, que se escudan tras pancartas en las que se puede leer 'Mi marido me dio permiso para protestar'.

A los mandos está Dahvi Waller ('Mad Men') y además de las actrices citadas, el resto del reparto suma más estrellas: Margo Martindale, Uzo Aduba, Sarah Paulson, Elizabeth Banks, Jeanne Tripplehorn o John Slattery. Cada uno de los episodios -en un primer momento están disponibles tres de nueve- lleva como título el nombre de las figuras feministas: Phillis, Gloria, Shirley, Betty… A propósito de su creador, Dahvi Waller, no deja de ser paradójico que la serie arranca en el mismo periodo que concluye 'Mad Men'.

Pero las grietas de la Segunda Ola del Feminismo no solo se verán zarandeadas por Schaffly, también en su propio seno. Friedan y Steinem dejan claro desde el primer minuto sus diferencias. Luchan por la igualdad sí, pero desde la confrontacion de la juventud, el idealismo, lo heteronormativo, las mujeres mayores, y el poder. El segundo capítulo dedica buena parte de su metraje a esta rivalidad: guerras que las debilitan y que pasan, según cuenta la miniserie, por la necesidad (o no) de poner en ese momento histórico la legalización del aborto o el matrimonio igualitario como prioridades.

Pero 'Mrs. America' gira, principalmente, sobre Phillys Schaffly, la antiheroína, la villana de la historia. En el arranque deja claro que esta lucha no es la suya. De hecho, preguntada por ello, habla de «asuntos de mujeres» hasta que visto que sus análisis sobre la política exterior de EE UU no tienen hueco en un mundo de hombres, se lanza a esta batalla para saciar sus ansias de ambición, reconocimiento y poder.

La miniserie trae al primer plano algo que sucedió hace no tanto y cuyas reivindicaciones, en buena parte, no han perdido vigencia. Como es lógico, 'Mrs. America' se permite licencias narrativas, pero es una perfecta clase de historia para aquellos que creen que los derechos aparecen solos y que no hace falta pelear por su conquista. Nada es unidimensional y esta acercamiento intenta enfrentar dos posiciones sobre el feminismo pero también sobre la raza, la identidad, la religión, la clase social y el contexto político, en la década que arrancó con Nixon y acabó con Reagan.

Lo que cuenta es importante. Cómo lo hace, juzguen ustedes. Pero ante cualquier mirada, real o ficción, solo cabe concluir que sin un movimiento como este seríamos menos libres.

Los tres primeros episodios de 'Mrs. America' están disponibles desde el 17 de abril en HBO. Desde esa fecha se emitirá un episodio semanalmente.