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A excepción de 'Andor', una grieta en la matriz de 'Star Wars' que no llegó al gran público como probable consecuencia de su agradecido tono adulto, las últimas incursiones audiovisuales en el universo iniciado por George Lucas no han cumplido con las expectativas. 'The Mandalorian' ... nos resulta simpática y entretenida, un juguete resultón, pero cuesta olvidarse del fiasco de 'Obi-Wan Kenobi' y el absurdo desarrollo de 'El libro de Boba Fett'. Hasta el momento, las extensiones en formato animado, a reivindicar, se llevan la palma.
De sus entrañas ha dado el salto a imagen real, por todo lo alto, un personaje carismático, desarrollado durante más de una década en series como 'The Clone Wars' o 'Rebels' (donde, por cierto, el reparto es de voces y no de carne y hueso). Ahsoka Tano, la aprendiz de Anakin Skywalker antes de su transformación en Darth Vader, una joven 'padawan' autosuficiente e inconformista, cualidades que le han llevado, junto a sus dotes en la lucha, al pódium de los personajes principales de la popular saga, es la elegida. Así, los tentáculos del cosmos compartido de 'Star Wars' se extienden sin descanso, a mayor gloria de Disney+, cuyos cimientos creativos se tambalean tras la tibia acogida a sus últimos lanzamientos bajo el sello Marvel.
Ahsoka, bautizada así en honor a un antiguo emperador indio, nació inicialmente como un capricho del propio Lucas, obsesionado con que su amantísima descendencia pudiera identificarse con algún rol de su famosa creación transmedia. Su colega Dave Filoni, quien mejor ha sabido tratar el espíritu de 'Star Wars', recogiendo el testigo de su máximo ideólogo como claro heredero artístico —con permiso de su socio Jon Favreau—, le dio cuerpo a la idea y la hizo crecer. Enriqueció psicológicamente al personaje a través de las diferentes producciones de dibujos animados con su impronta hasta llegar al estreno que nos ocupa, cuyas dos primeras entregas ya están disponibles en streaming para su degustación plena. La heroína interpretada por Rosario Dawson —y no por Ashley Eckstein, su voz original en los cartoons, detalle que indignó de entrada a más de un fan irredento—, blande dos sables láseres como nadie, luciendo un aspecto hipnótico que ha ido variando hasta su imagen actual. Inspirada en esencia en la Princesa Mononoke de Miyazaki, con aires de samurái, es una 'togruta', especie humanoide que llama la atención por ostentar unas curiosas protuberancias en la cabeza. Su peculiar color de piel y las marcas en el rostro son otras características llamativas de los habitantes de planetas como Shili o Kiros.
Antes de ver la serie recién estrenada en Disney+, otro spin-off de 'Star Wars' para la saca, conviene ver algunas de las incursiones de la guerrera jedi, superviviente de la purga de la Orden 66, para disfrutar del espectáculo en su plenitud, empezando por 'Star Wars: Tales of the Jedi', cuyo primer capítulo presenta precisamente, con talante aventurero, el origen de Ahsoka Tano. Sus habilidades ya asoman cuando era apenas un bebé, en el seno de la aldea donde tiene lugar su nacimiento. 'Vida y muerte', título del relato iniciático, se suma a los dos últimos episodios de la serie, 'La práctica hace a la maestra' y 'Resolución', centrados de nuevo en Ahsoka, con aires de western y un último tramo impregnado por una épica sumamente edificante para los seguidores de la odisea espacial. 'Star Wars: Tales of the Jedi' sigue estéticamente la estela de 'La remesa mala', dirigida por el mismísimo Feloni, definida como una digna sucesora de 'The Clone Wars'.
Resulta igualmente recomendable, aunque no obligatorio —la serie puede disfrutarse con un punto de vista menos erudito—, un repaso a varias entregas de la serie de animación 'The Clone Wars', concretamente el episodio 16 de la temporada 3, titulado 'Altar de Mortis', donde nuestra protagonista es sometida a un hechizo del lado oscuro. El capítulo 21 de la misma sesión, o el número 20 de la temporada 5, donde Ahsoka abandona la orden Jedi tras ser acusada de terrorismo, añaden buena información sobre el personaje, al igual que el clímax del séptimo lote de la serie, el final de la misma, del 9 al 12, ideales para poder leer entre líneas. Por su parte, la serie 'Rebels' merece un visionado a conciencia en todo su esplendor, pero podemos quedarnos con las piezas 21 y 22 de su segunda temporada, un show digno de mención dentro de toda la imaginería generada por Lucas y equipo, al margen de su sonado desenlace.
Los hechos desgranados en 'Ahsoka', por situarla cronológicamente en el universo de la franquicia expandida, transcurren después de 'El retorno del Jedi' —ojo, es el 40 aniversario del filme—, en la época de la Nueva República. Tiene lugar, por tanto, en el marco temporal de la caída del Imperio, que intenta resurgir de sus cenizas, tiempo después de la destrucción de la segunda Estrella de la Muerte. No es fácil saber a pies juntillas las fechas exactas, pero podemos hacernos una idea como audiencia de por dónde van los tiros, o más bien los rayos de luz. Dawson ya defendió su papel de la irreductible Tano con éxito —¡qué poderío!— en el quinto capítulo de la segunda temporada de 'The Mandalorian', asentando las bases de su futuro estrellato, con conexiones con la trama de su posterior aventura como reina de la función (puede tomarse como el arranque de la nueva serie). El mismísimo Dave Filoni escribe y dirige una apertura de temporada que se salta algunas reglas de la saga, como la aparición de «otra galaxia». Hasta aquí podemos leer sobre este tema para no destripar el cotarro, pero la propuesta ya deja claro, desde el primer segundo, que estamos ante una producción novedosa: los habituales créditos iniciales, donde se pone al corriente al espectador de algunos hechos ocurridos para que se sitúe mejor frente a las efemérides que están por llegar, no se mueven inclinados hacia el horizonte, perdiéndose en la inmensidad del espacio…
Dawson ha tenido que entrenar a fondo para interpretar físicamente a su audaz personaje, lo mejor de la serie, cabe subrayarlo, sobre todo para poder manejar las espadas con ambos brazos. Las escenas de lucha lucen bien, lo que es de agradecer, y el catálogo de personajes, incluyendo los villanos, se antoja espléndido. Bien narrada, con cierto sentido del humor y un ritmo marcado, el problema viene, como siempre, de la base sobre la cual se construye lo que acontece. Ahsoka irrumpe en escena apelando al cine de aventuras, luchando como la mejor, como una Lara Croft de otro mundo (con ecos de Indiana Jones). La motivación para que arranque el motor de la acción es el habitual en 'Star Wars': un bendito mapa. La pereza creativa se nota en este sentido. Siempre hay que pasar de pantalla, de planeta en planeta, como en un videojuego. O más bien como en una aventura gráfica de antaño. A estas alturas pedir algo de originalidad a Filoni —y Favreau en la producción ejecutiva— es justo y necesario, pero con una carta de presentación tan poderosa visualmente, podemos olvidarnos del fondo y disfrutar con la forma, con ojos y corazón de niño, galopando con deseo sobre la espalda de la nostalgia.
Con guiños constantes a sus feligreses, 'Ahsoka', de atmósfera trabajada, aunque a veces se note, inevitablemente, cómo el reparto se mueve delante de un croma (el dichoso recurso del 'stagecraft' para abaratar costes), coge un rumbo que empuja a recuperar la ilusión por las historias, cuentos y fábulas de 'Star Wars', entretejidas en una telaraña inmensa. La serie promete, plantea varios mundos por explorar, resulta equilibrada y bien filmada, algo que se da por hecho pero que no se cumple con regularidad como hemos podido comprobar en anteriores producciones de la franquicia. Presentados los personajes, con el mapa estelar como macguffin, Steph Green, que ya se puso detrás de la cámara en 'The Mandalorian', se coloca la gorra de capitán en un segundo episodio de transición que arroja luz sobre algunos atractivos secundarios y aboga por un suntuoso cliffhanger. El casting es notable, completado por Natasha Liu Bordizzo (Sabine Wren), Mary Elizabeth Winstead (Hera Syndulla), Diana Lee Inosanto (Morgan Elsbeth), Ivanna Sakhno (Shin Hati) y Ray Stevenson (Baylan Skoll). A este último titán de la interpretación está dedicada la serie, tras su inesperado fallecimiento el pasado mayo. A la espera del estreno de los ocho episodios restantes de la primera temporada, el viaje empieza con cierta garantía. Crucemos los dedos.
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