La reiteración controlada de 'Silicon Valley'

Iker Cortés

Madrid

Jueves, 19 de abril 2018 | Actualizado 21/07/2022 11:42h.

HBO aún no ha emitido todos los capítulos de la quinta temporada, pero 'Silicon Valley' ya ha renovado por una sexta. Tiene mérito. La serie con la que Mike Judge, autor de los gamberros 'Beavis & Butthead', busca retratar la cara b de la difícil vida en la meca tecnológica de California empieza a dar síntomas de agotamiento. De momento, la cadena por cable estadounidense solo ha pasado tres episodios pero lo cierto es que las tramas por las que discurre la 'sitcom' ya han sido transitadas.

La serie inició su andadura en abril de 2014 y colocaba en el centro de la acción a Richard Hendriks, al que da vida un excelente Thomas Middleditch, un programador tímido, solitario y con pocas habilidades sociales que trabaja para Hooli, un gigante informático con cierto parecido a Microsoft. Al mismo tiempo, Hendriks está trabajando en su propia compañía, Pied Piper, una 'startup' que por aquel entonces estaba dando forma a un algoritmo de compresión de datos revolucionario.

Poco ha cambiado desde entonces. Ahora Hendricks está obsesionado con crear una internet totalmente descentralizada y debe enfrentarse a una de sus peores pesadillas: la dirección y el liderazgo de un equipo de medio centenar de personas, algo que deja alguna de las notas más descacharrantes de la nueva temporada. Pero más allá de ese nuevo papel, el núcleo duro del proyecto sigue siendo el mismo: Donald 'Jared' Dunn (Zach Woods) es el reservado y temeroso contable de la 'startup', y Bertram Gilfoyle (Martin Starr) y Dinesh Chugtai (Kumail Nanjiani), los dos programadores que ayudan a Hendriks a poner en marcha el ingenio. Se echa en falta, y mucho por el contrapunto que proporcionaba al resto de personajes, a Erlich Bachman (T. J. Miller), el tipo reconvertido a gurú de pacotilla que manejaba la incubadora de empresas en la que los personajes daban sus primeros pasos. Un hedonista que busca vivir de no dar un palo al agua. Tras el caso Weinstein, Miller fue acusado por su pareja de la universidad de acoso y violencia sexual. Al parecer, el escándalo y el el abuso de las drogas y el alcohol por parte del actor han acabado poniéndole de patitas en la calle.

Por lo demás, todo en 'Silicon Valley' sigue igual: las zancadillas en el mundillo, ese capitalismo agresivo encubierto en un 'hacer del mundo un lugar mejor', las fiestas multitudinarias con anfitriones de nulas habilidades sociales, las adquisiciones a última hora, la 'startup' tonta que sube como la espuma en bolsa y Hooli, esa Microsoft de ficción, planeando sobre cualquier innovación tecnológica que huela a dinero... No es que haya dejado de funcionar, pero se percibe cierta reiteración y cierto hastío. ¿Puede que haya tocado techo?