La cinta de Arantxa Echevarría ha desmentido a los que aseguraban que las tramas sobre ETA no funcionaban en taquilla. La Academia ha reconocido este éxito con 13 nominaciones a los Goya
Era un hecho real poco conocido, el de la agente que se logró infiltrar durante ocho años en ETA y con sus informaciones consiguió desmantelar al Comando Donosti. Hasta que se estrenó el filme de Arantxa Echevarría, que ha logrado un eco inesperado. Protagonizada por Carolina Yuste y Luis Tosar fue la segunda cinta más vista en 2024, solo por detrás de la propuesta del incombustible Santiago Segura. Opta a 13 estatuillas en los Goya, entre ellas la de mejor película.
Pocas veces el gusto del público coincide con el de los académicos, pero si hay una película en la que esa conexión debería darse, esa es 'La infiltrada' de Arantxa Echevarría. La cinta, que acumula ya 8,4 millones de euros en taquilla y ha sido vista por más de 1,34 millones de espectadores, es el mejor thriller hecho en España en varias décadas. Ambientada en la San Sebastián de los años noventa, Echevarría se aprovecha de lo que el espectador ya sabe de ETA -apenas hay contexto y desde luego la cinta no es un ensayo acerca de la lucha contra la organización armada- para narrar las peripecias concretas de una agente del Cuerpo Nacional de Policía, que logra infiltrarse en la banda terrorista.
Con un ritmo brutal, que no decae a lo largo de sus casi dos horas de metraje, el guion, escrito a cuatro manos por Echevarría y Amèlia Mora, describe los avatares de una policía de Logroño, a la que borda Carolina Yuste, en su periplo por introducirse en la estructura de la banda a lo largo de seis años de trabajo en la más absoluta soledad. Ahí están la cuadrilla de amigos abertzales, las horas atendiendo en la herriko taberna o su participación en manifestaciones que, sí o sí, acaban en kale borroka… Hasta que un día acaba acogiendo en su piso a dos sanguinarios etarras, Sergio Polo y Kepa Etxebarria.
Sin apenas acción, Echevarría construye un relato que logra trasladar al espectador el miedo, la angustia, la soledad, la tensión y el desconcierto de una protagonista humana y, sobre todo, real, temerosa de que la descubran, que se frustra -la secuencia del asesinato de Gregorio Ordóñez es sobrecogedora-, se envalentona, duda y también flaquea. Y, pese a que toma partido -no cabe ninguna duda de quiénes son los verdugos-, es capaz de señalar las miserias de quienes llevaban la razón y de apuntar también los argumentos pueriles de quienes empuñaban las armas -la imagen de la Game Boy y la pistola en el cajón estremece-.
'La infiltrada' es una película tan redonda que se permite el lujo de introducir algo de humor en esta terrible historia -el grupo de policías a los que dirige Luis Tosar- sin que la cosa chirríe en ningún momento. Puro cine de género que se merece, sí o sí, el Goya a la mejor película y todos los que vengan antes.
En contraBorja Crespo
Un thriller artificial
No cabe la menor duda de que estamos ante uno de los fenómenos cinematográficos del año a nivel nacional, vaya por delante, con una taquilla excepcional que sigue sumando dividendos, pero el último trabajo de Arantxa Echevarria -no se pierdan sus cortometrajes- se antoja artificial en algunos aspectos. Es un thriller con buen ritmo, rodado con pulso y oficio, pero transcurre en un País Vasco retratado, por momentos, como si fuera un parque temático. Hay secuencias poderosas, propias de un tipo de cine comercial al que mimetiza sin sonrojo, pero la emoción va y viene con una intensidad demasiado variable. Algún pasaje se antoja increíble, y no por ello el artefacto de entretenimiento deja de funcionar. La mejor película sobre ETA basada en hechos reales está por rodar, al margen de que Carolina Yuste lo de todo encarnando a la agente de policía encubierta que pronto tendrá, curiosamente, otra adaptación de su historia, 'Un fantasma en la batalla', esta vez firmada por Agustín Díaz Yanes para Netflix (será, probablemente, un filme completamente diferente, como 'Valmont y 'Amistades peligrosas').
El incontestable éxito de 'La infiltrada', traducible en cifras, es digno de estudio, en el buen sentido. En nuestra historia hay temas de interés por explotar en el terreno audiovisual. Son necesarias, cada vez más, este tipo de producciones que llaman la atención del espectador medio. Sin duda, es una apuesta que busca un público mayoritario que ha encontrado en el impredecible circuito de exhibición tradicional, con un hábil reparto y una banda sonora, pergeñada por el prolífico compositor bilbaíno Fernando Velázquez, que sabe subrayar la acción. Tiene dura competencia en los premios principales, mejor película y dirección, pero trece nominaciones son muchas y merece más de una estatuilla en apartados técnicos. Ha llevado a mucha gente al cine, un detalle que merece recompensa, aunque apenas se tiene en cuenta en el reparto de galardones.
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