‘NOLA DARLING’ DE SPIKE LEE (SHE’S GOTTA HAVE IT)

Siempre ha destilado algo de arrogancia y orgullo, pero el cineasta Spike Lee, hoy tan escondido y cobijado como olvidado, se ha mantenido fiel a unos compromisos y ambiciones. Inteligente y provocador, su cine discurre entre la mirada documental, las ficciones juguetonas y las reivindicaciones. Antes de 'Aguas turbulentas' y la simpática 'Haz lo que debas', el director y también actor firmaba su ópera prima, 'Nola Darling', aplicando con firmeza narrativa una comedia seductora sobre la seducción y el poder que precisamente combinaba el tono semidocumental con la ficción, y el blanco y negro dominante con notas lúdicas pero bien encajadas de color.

Mike Tyson, Michael Jakson, Kobe Bryant, Malcolm X han sido objeto de la mirada de Leen, bien desde documentos militantes y retratos políticos, bien desde el terreno de la recreación. Asimismo, desde el debut que nos ocupa a finales de los ochenta, su cine crece con una profusa y fértil presencia de actores convertidos con el tiempo en estrellas de desigual trayectoria, caso de Denzel Washington y Wesley Snipes. 'Nola Darling' abre con naturalidad una etapa de cerca de cinco años en los que Spike Lee se postula como un rebelde con muchas causas. Un cineasta que con las interesantes, a veces provocadoras y pegadizas, hoy bastante olvidadas, 'Mo´ Better Blues' y 'Fiebre salvaje', marca su huella personal. Un avanzado estilista de eso tan maltratado llamado cine independiente que entre la dirección de actores, la música y las soluciones narrativas imaginativas y arriesgadas va acotando un territorio urbano, poblado de ideas e intenso como cine de autor.

Convertida en el presente en una serie televisiva de Netflix (She’s Gotta Have It) de diez episodios también afrontados por el cineasta, 'Nola Darling' exprime la comedia de enredo elegante y ácida al presentar a una mujer y sus tres amantes en una historia con escenas oníricas en color, afrontada con pocos recursos y donde asomaba la patita del talento del cineasta afroamericano. Su mirada costumbrista pero retorcida, su retrato semidocumental de la clase media negra, con sus deseos y frustraciones, daba como fruto una comedia simpática, diferente, también contundente y donde el cineasta de ‘Girl 6’ ya firma como director, editor y guionista, sin renunciar a la interpretación.

En realidad 'Nola darling', como toda su cine, posee un poso de desazón y drama, de crítica y autocrítica de géneros y raza. Sin llegar nunca al virtuosismo, Lee sí alterna en sus primeras obras un afán de subrayar su vocación de estilo en combinación con ideas y disecciones políticas y sociales. 'Nola Darling', rodada en apenas doce días, con la participación de actores desconocidos y la presencia de su hermana y su padre, reputado músico de jazz que firmó la banda sonora, va más allá del sentido del humor y el ingenio, ciertos y aparentes, de esa primera estancia de frescura y divertimento, y se instala en lo que confirmaría después: atrevimiento, renovación formal, elegancia, ironía, debates raciales, retratos para la polémica e incluso cierta reiteración que le ha llevado después a proyectos fallidos.

Además la dispersión creativa, desde camisetas a vídeos musicales, el deseo lógico de mantener un control absoluto de su obra, el no haber superado la etiqueta de adalid de la nueva ola y sello de un cine de la negritud, han acabado por absorber al cineasta y su talento. La influencia de Woody Allen es notoria en 'Nola Darling'. Ese juego de relaciones, complejidades, neurosis y contradicciones, en una agitada presentación de obsesiones , fijaciones e introspección, permite recorrer la sutil empatía de este retrato del amor con mucha finura, elocuencia, brillantez y numerosas enseñanzas dentro.

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