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Jaume Balagueró (Lérida, 1968) empezó autoeditando su propio fanzine, 'Zineshock', dedicado al cine oscuro y brutal. "En aquella época estábamos cargados de pasión, ganas de indagar, descubrir, inventar y contar", cuenta rememorando. "Eramos kamikazes que nos gastábamos nuestros ahorros en imprimir aquellas páginas y ... las distribuíamos a mano por las tiendas. Lo de las tiendas y lo de los ahorros debe ser lo único que ha cambiado". Su espíritu juguetón es el mismo. Como a un niño le gustan las historias de miedo, al director de 'Los Sin Nombre' le gusta contar relatos que nos dejen con mal cuerpo, en el buen sentido. Ya lleva unos cuantos cuentos para no dormir desde sus inicios de la mano de cortometrajes que llamaron poderosamente la atención. 'Alicia' y 'Días sin luz' fueron una inmejorable carta de presentación, dos piezas incapaces de dejar indiferente al espectador, como toda la trayectoria del codirector de 'Rec', un divertido tren de la bruja convertido en saga cinematográfica. Con 'Musa' apuesta alto firmando una coproducción rodada en inglés que busca estremecer al gran público sin perder personalidad.
-Tus primeros cortos se entregaban al surrealismo y lo bizarro, después cambiaste de tercio apostando por el terror puro y duro.
-Creo que el formato de corto te permite ser más arriesgado, explorar cosas más difíciles y turbias. El largometraje se sitúa en un marco más industrial, una inversión de dinero que busca y necesita una rentabilidad. El riesgo sigue siendo posible, afortunadamente, pero mi cabeza había entrado en ese modo de lógica más comercial. Las pelis tenían que gustar, y a cuanta más gente mejor. Y eso no significa en absoluto traicionar tu creatividad y lo que quieres contar.
-¿Qué tiene el terror que no tienen otros géneros?
-Permite estimular una emoción especialmente intensa: el miedo. Y se trata de una emoción muy atrofiada hoy en día. Antiguamente estaba asociada a la seguridad inmediata del individuo, a la supervivencia. Hoy se ha vuelto más sofisticada, conceptual, se buscan y crean artificios culturales para poder estimularla. Sentir miedo se ha convertido hoy en una experiencia lúdica. Los miedos reales del hombre moderno son demasiado banales y cotidianos para ser contados. El gran artífice ya no es la fiera o la tribu enemiga, o la gran tormenta que escupe fuego o el Dios vengativo. Ahora los fabricamos nosotros, el cine.
-Dicen que el horror de tus películas es psicológico...
-Nunca entendí esa etiqueta. Psicológico. No está claro lo que significa. Imagina una comedia psicológica. O un thriller psicológico. No, definitivamente es extraño. Habría que preguntar a quien lo acuñó. Porque alguien fue quien lo escribió la primera vez. Debió ser alguien que escribía críticas de cine. Tal vez críticas psicológicas.
-¿De dónde viene tu atracción por la oscuridad?
-De pequeño ya me atraía todo lo que era misterioso, desconocido, enigmático. Lo sobrenatural, los ovnis, las brujas, esas cosas. Supongo que no he cambiado mucho. Cosas de niños.
-Tu última película está rodada en inglés, ¿no queda otra?
-Hay muchas formas de diseñar la producción de una película. Y según el diseño decides rodar en un idioma o en otro. 'Musa' es una coproducción entre cuatro países, y eso nos lleva a rodarla en inglés. Pero hubiese tenido el mismo sentido filmarla como producción española, aquí y en castellano. De hecho, la novela de Somoza sucede en Madrid.
-¿Qué es lo que más te atrajo del libro que adaptas, 'La dama número 13'?
-Lo primero que me llamó la atención es la forma en que pervierte la mitología de las musas, seres mágicos normalmente asociados a la luz y la belleza, y las convierte en seres malignos y crueles. La poesía se convierte en brujería oscura. Pero también me fascinó su trama, compleja e inesperada, rebosante de misterio, ocultismo e intriga, pero también de drama, amor y desamor, tragedia. Y su resolución impredecible y enloquecida. Demasiado alucinante y arriesgada para dejarla pasar. Me atraen mucho los retos.
-¿Qué se va a encontrar el público en la sala oscura?
-Una trama de thriller sobrenatural con profesores de literatura en lugar de policías. Eso me encanta. Y misterio, oscuridad, drama, giros inesperados, violencia, y personajes que no son lo que dicen o parecen. Y poesía. ¿Quién da más?
-¿Con qué musa te quedas?
-Con todas. Les hemos puesto demasiado amor a todas para tener que quedarnos con una. Pero la que se esconde…
-Con 'Rec', codirigida con Paco Plaza, os adelantasteis a la moda del falso documental en el género de terror. ¿Fue un antes y un después en tu carrera?
-Sin ninguna duda. Lo que empezó siendo un experimento entre dos amigos, acabó convirtiéndose inesperadamente en un éxito internacional. Algo así te cambia forzosamente tu imagen en la industria, tu historia... Realmente ha sido una película muy importante en mi vida.
-¿Puedes confesar influencias? En tu obra no bebes únicamente del cine.
-Supongo que mis influencias vienen de todos los campos, el rock, el cómic, la fotografía, la televisión, el cine, la publicidad... Imposible detectar o identificar cosas concretas. Sería como elegir peces en un océano. Tenemos que añadir en los últimos años los videojuegos. Soy jugador más o menos ocasional y sin duda me influeyen también de una forma importante.
-Pusiste de moda el efecto estroboscópico a la hora de asustar, ¿eres consciente de que creaste escuela?
-No realmente. En 'Los Sin Nombre' usamos efectos de montaje y obturación para crear un efecto incómodo para el espectador. Pero yo ya había visto cosas parecidas en otras pelis. En 'La escalera de Jacob', por ejemplo, de Adrian Lyne.
-¿Qué tal tus pinitos en la publicidad?
-No hago mucha, tan solo cosas que me interesen como proyecto. Un par de spots de cerveza Voll-Damm, un par de Pepsi, un par de Puig... Me divierte mucho y me permite experimentar, probar cosas.
-Algunos citan 'OT, la película' como lo más escalofriante que has dirigido.
-No, no son algunos. Son casi todos, me temo. En realidad, OT es un documental sobre una gira monumental que los concursantes hicieron por una España conmocionada y obsesionada con aquel fenómeno. Realmente era algo digno de ser documentado. Por eso no dudamos en hacerlo. Si volviese a ocurrir, lo volveríamos a hacer.
-¿Te animas a hablar de tu tierra en estos tiempos convulsos? Están surgiendo historias para no dormir.
-Te diré que es muy desconcertante todo. Observo y alucino con cada detalle nuevo.
-¿Sirve para algo estudiar cine?
-Seguro. Todo lo que aprendas es bueno y necesario. Son las herramientas que te permitirán contar. Si no lo aprendes estudiando tendrás que aprenderlo haciendo cine. Al final es eso de lo que se trata.
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