Habrá quien se ha enterado de que existe una plataforma llamada Lionsgate+ ahora que se ha anunciado su cierre. Tampoco han tenido demasiado tiempo para enterarse. Empezó a funcionar a finales de septiembre, tomando el testigo (con nombre nuevo) de Starzplay (que había pasado con ... más pena que gloria). No sorprende la noticia: el estudio propietario ha presentado unas pérdidas de 1.800 millones de dólares en el último trimestre fiscal.
Lo que sorprende es la escasa paciencia que han demostrado para consolidar la marca y darla a conocer a una potencial audiencia. El problema, seguramente, resida en esa potencial audiencia, que no existe. No hay gente para tanta plataforma. Es imposible que todas sobrevivan y las más pequeñas o las más nuevas están abocadas a salir perdiendo. Las más grandes, conscientes de que el mercado presenta síntomas serios de desgaste, ya buscan remiendos para sanear sus cuentas. Netflix y Disney+ han claudicado e incluirán cortes publicitarios.
Los intermedios parecían cosa de la tele del pasado, pero la coyuntura económica ha obligado a volver a ellos. Lo que sea para no morir. Prime Video y Apple TV+ no han dudado en subir sus tarifas. Otros canales de 'streaming' han apostado por las fusiones. Es el caso de HBO y Discovery, de cuya unión no se conocen todos los detalles, más allá de que presentará un catálogo más extenso. Eso cada vez importa menos. No hay tiempo material ni siquiera para revisar lo que se ha añadido recientemente. A los seriéfilos se nos acumulan los estrenos y las temporadas pendientes. Ante este panorama es imposible que entren nuevos jugadores en el tablero. Y a los que están les va a tocar ofrecer más alternativas si no quieren desaparecer también. Hago 'spoiler': aún caerá alguna más.
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