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borja crespo
Jueves, 16 de noviembre 2017
"¿Cuál es tu superpoder?", le preguntan a Batman. "Soy rico", contesta el mítico Hombre Murciélago. Este diálogo aparentemente simple, presente en los primeros movimientos de 'Liga de la Justicia', anuncia por dónde va el tono de una de las mejores películas pergeñadas ... por Warner en su alianza comercial con DC Comics. Tras el fiasco de 'Batman v Superman', cuyo sinsentido era precisamente su mayor baza -cuando se dejaba llevar por el delirio ofrecía el mejor espectáculo-, han aprendido la lección. De paso, han copiado los apuntes del éxito de Marvel y sus Vengadores. Se nota la mano de Joss Whedon, suyo es un 20% del metraje tras abandonar Zack Snyder la postproducción por una triste tragedia familiar. Una invasión planetaria que viene de otros mundos, aparentemente invencible hasta que el grupo de héroes entra en acción, es la excusa perfecta, y poco original, para representar la unión de fuerzas de un puñado de paladines y ofrecer un despliegue de efectos visuales apabullante, siempre y cuando, como espectador, se acepte sin rechistar la infografía propia de un videojuego como estética válida.
El ritmo que gasta 'Liga de la Justicia', con la banda sonora a todo trapo, se asemeja a un concierto de rock. Los mamporros se suceden sin descanso, hasta que el metraje baja intensidad con un giro intuido, la irrupción de un personaje que echa por tierra el adrenalítico desarrollo de los acontecimientos. De repente, llueve melaza. Imágenes horteras, que no pueden ser descritas por no generar 'spoilers', hacen acto de presencia y la energía parece desvanecerse hasta el tramo final, donde vuelve a fluir la violencia desatada convertida en una espectacular coreografía. A pesar de la legión de detractores que no cesan de verter exabruptos sobre Ben Affleck, su Batman crepuscular, amargado y empecinado en su idea de la justicia, es superior al elaborado por Christopher Nolan en su sobrevalorada trilogía (el supuesto barniz de realismo que se olvida del espíritu de los tebeos y opta por una óptica rancia, sumamente seria). El Hombre Murciélago protagoniza algunos de los mejores diálogos, con un humor sarcástico soterrado. También las secuencias de acción más inspiradas, junto a Wonder Woman, poderoso personaje defendido por Gal Gadot con maravilloso entusiasmo. Cuando ambos iconos desaparecen de escena se les echa mucho de menos. Su relación aporta algunos momentos entrañables que permiten a Snyder, quien firmó el mejor comienzo de una película de terror en tiempo con 'Amanecer de los muertos', baje el pistón y bucee en la psicología de los superhéroes protagonistas, aunque no se atreve a profundizar de verdad en su lado oscuro, pervertido por el mainstream, en esa zona prohibida que se queda en la estética y las sombras generadas por ordenador.
'Liga de la Justicia' funciona especialmente cuando se libera, huye de complejos y se deja llevar por lo que realmente atrapa al lector de toda la vida: las peleas y los diálogos ingeniosos, a ratos tontos. La película impacta en la retina cuando es fiel al espíritu de los tebeos y se cree serie B facturada con mucho dinero. Atención a Flash, personaje que se lleva la palma descongestionando los momentos de tensión con chistes tan bobos como agradecidos, especialmente sus guiños a un filme de culto que parte de una obra de Stephen King. Las amazonas, como ya quedó claro en 'Wonder Woman', reinas de la batalla, merecen su propia aventura.
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