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Cada nueva película del laureado cineasta nipón Hirokazu Koreeda (Tokio, 1962) es un acontecimiento para los más cinéfilos. El responsable de la excelente 'Nadie sabe' y de títulos más recientes, igualmente recomendables, como 'Nuestra hermana pequeña' o 'De tal padre, tal hijo', es sinónimo ... de garantía. Su presencia en festivales de renombre es habitual. 'Después de la tormenta', sin ir más lejos, se paseó por Cannes, en la prestigiosa sección Un Certain Regard. Los lazos familiares son el tema principal que vertebra la filmografía del director japonés, habitual guionista de sus obras, un autor completo, más complejo de lo que simula. "No juzgo a los personajes en mis películas; en otras palabras, ruedo sin una perspectiva omnisciente", remarca en la promoción de 'El tercer asesinato', su último estreno, en la cartelera desde este fin de semana. "Sin embargo, géneros como el suspense y el drama legal parece que no funcionan sin esa perspectiva. Pero me empeñé en seguir igual que antes. Este fue el mayor conflicto a la hora de escribir el guion".
Koreeda hace suya cualquier historia sea cual sea su naturaleza, desde 'Air Doll', protagonizada por una muñeca hinchable de tamaño natural que acompaña a un hombre de mediana edad, símbolo de la soledad, una buena excusa para explorar el alineamiento y los anhelos del ser humano, a su última propuesta, con aspecto de cine judicial, pasando por la rotunda 'After Life', entre el Cielo y la Tierra con un componente sobrenatural, o 'Hana', una singular historia de samuráis y venganza en el siglo XVIII. La calidad media de su cine es excepcional, con la premiada 'Nadie sabe' a la cabeza. Poesía sobre el desamparo protagonizada por un destacable reparto precoz, cuatro actores que interpretan a cuatro hermanos, hijos de un padre diferente, que son abandonados a su suerte por la madre. El mayor debe encargarse de cuidar de los demás, creando su propio mundo para sobrevivir. El contacto con el exterior rompe el equilibrio. Fascinante filme, como 'Nuestra hermana pequeña', basado en el manga 'Umimachi diary (Diario de Umimachi)', de Akimi Yoshida, publicado en 2006 en la revista japonesa 'Flowers', ganador de varios galardones, entre ellos el Premio a la Excelencia en el Festival de las Artes Mediáticas de Japón 2007. El relato presenta a tres hermanas que viven en la casa de su abuela. Un día reciben la triste noticia de la muerte de su ancestro, que las abandonó cuando eran pequeñas. No le veían desde hace quince años y en su funeral conocen a una hermanastra a la que proponen que se vaya a vivir con ellas. "Los cuatro personajes principales de la película son cuatro hermanas", describe el cineasta oriental. "La historia gira en torno a la más joven de todas, que intenta afianzar su personalidad, y la mayor, que debe aceptar a sus padres. Pero también creo que se centra en la ciudad y en el tiempo que pasa cada día. A pesar de las olas y de las mareas, la costa y las playas siguen siendo las mismas, y a la ciudad le pasa lo mismo. Tampoco cambia en su esencia a pesar de que lleguen nuevos habitantes, u otros se vayan". Otro retrato familiar, construido sobre una idea básica que huye del melodrama en su desarrollo y prescinde de optar por una mirada facilona, apostando por otras vías de expresión, exprimiendo al máximo la atracción por lo cotidiano.
En 'Después de la tormenta', con más humor de lo habitual, un escritor, también detective privado, protagoniza el drama. Separado de su mujer, se gasta lo que gana para el sustento apostando en las carreras, con lo cual no le puede dar la pensión a su hijo de once años. Un tifón obliga a la familia a pasar una noche juntos. Recuperar el amor perdido es la motivación de los personajes principales, de nuevo la familia presente, al igual que en 'De tal padre, tal hijo', donde una pareja descubre que su hijo de seis años no es su verdadero vástago. Fue cambiado en el hospital por accidente. La nueva situación provoca una incomodidad que permite a Koreeda continuar escarbando en sus obsesiones paternofiliales.
Con 'El tercer asesinato' ha dado un aparente volantazo a su carrera intentado emular al cine negro. "Tenía en mente las películas rodadas en Estados Unidos en los años cincuenta", relata. "Lo primero que hice fue pedirle a mi director de fotografía que viera 'Alma en suplicio', rodada por Michael Curtiz en 1945. Hablamos de películas magníficamente filmadas en CinemaScope, como 'Seven', de David Fincher, varios títulos de Paul Thomas Anderson y 'El infierno del odio', de Akira Kurosawa. Estudiamos cómo captarlo todo en CinemaScope sin perder la tensión". Bajo esta aparente muestra de cine de género, con un crimen y abogados de por medio, se esconde una conmovedor estudio de sus temas habituales, sin juzgar a los protagonistas, como comentaba al principio de estas líneas. Invitar al espectador a pensar es la misión que asume este esencial cineasta nacido en la capital del País de Sol Naciente cada vez que se coloca detrás de la cámara. Por eso es uno de los mejores, porque, además de narrar, plantea incógnitas al público sin la necesidad de resolverlas subrayando el mensaje.
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