Los cines de barrio

La adquisición hace cuatro años hubiese sido imposible debido a una decisión del Supremo que se conoce como el 'caso Antitrust de Hollywood' de 1948, que impedía que los grandes estudios dispusieran también de sus propias salas de cine. El decreto, vigente hasta 2020, prohibía que los grandes estudios decidieran mediante derechos de exclusividad qué salas podían exhibir sus respectivas películas lo que había dado lugar en la década de los treinta y los cuarenta a una suerte de oligopolio.

En agosto de 2020, se anuló el decreto. Lo cierto es que la norma se había quedado anticuada. Productoras que empezaron su actividad como distribuidoras, después de que la ley tomara forma, como es el caso de Disney o Netflix, no estaban obligadas a cumplirla. Por otro lado, con el empuje del 'streaming', las distribuidoras dependen cada vez menos de la distribución en salas.

Ahora que la taquilla se hunde por la falta de éxitos comerciales va Sony y se convierte en el primer estudio que adquiere una cadena en 75 años, en una época en la que todos quieren tener su plataforma. En un estupendo artículo en X, el productor de cine Pau Brunet (@PauBox) apuntaba varias razones. ¿La principal? Que pese a la falta de taquillazos, los cines urbanos, con esas programaciones de cine comercial e indie, están cosechando gran éxito. Al final, para ir al cine, bastaba con que te lo pusieran cerca de casa.