'Ganar al viento', una lección de vida

“El corazón vivo del documental: los niños”, señala la directora. “A lo largo del rodaje llegamos a conocernos, como en 'El Principito' de Saint-Exupéry, creando lazos que nos permitieron, cada día, sentirnos un poco más cerca. Y una vez que logramos esa proximidad, nosotros mismos nos colocamos a su nivel, figurativa y literalmente, con el fin de registrar sus palabras. El regalo más hermoso”.

Los pequeños comparten su cotidianeidad, sus dudas y risas. El proyecto nace de una trágica experiencia de la propia directora, que perdió una hija. “Podría haber hecho una película similar con niños sanos, ya que el tema de la película no es su enfermedad”, recalca. “Pero estar frente a ella lo hace mucho más poderosa. Cuando la vida cotidiana de un adulto es destrozada por una prueba enorme, todo se vuelve caos. No es así para un niño. Esa es la gran diferencia entre nosotros”.