Wes Anderson, vida y milagros de un director único
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Wes Anderson, el director con una mirada tan genuina como venerada, estrena 'Isla de Perros', una cinta de animación stop-motion con trasfondo de crítica al capitalismoResponsable de singulares títulos encumbrados por los cinéfilos amantes del celuloide de autor como 'Life Aquatic' y 'Viaje a Darjeeling', el realizador estadounidense Wes Anderson (Texas, 1969) sigue fiel a su excéntrica filmografía con su nueva propuesta, 'Isla de ... perros', una película de animación para adultos, de exquisito look con trasfondo, que supone el noveno largometraje en su carrera.
El estreno de esta fábula política filmada fotograma a fotograma, con humor y conciencia, es la excusa perfecta para repasar la trayectoria de un sujeto ingenioso que atina regularmente con sus propuestas. Bregado en el campo del cortometraje (llamó la atención con 'Bottle Rocket', posteriormente convertido en su ópera prima en formato largo a mediados de los años 90), terreno que no abandona a día de hoy ('Come Together' es su pieza corta más reciente), el filme que le dio a conocer, 'Academia Rushmore' (1998), de auténtico culto, ya contaba con algunos de sus actores fetiche. Protagonizada por el ínclito Bill Murray y Jason Schwartzman, exploraba los delirios propios de la juventud con un sentido de la comedia diferente, tan personal como extravagante, característica habitual en el periplo vital del cineasta, acostumbrado a convertir a sus personajes en cartoons vivientes capaces de cualquier cosa, como ocurrió en su siguiente referencia, 'Los Tenenbaums, una familia de genios' (2001), con un reparto coral de escándalo: Gene Hackman, Anjelica Huston, Ben Stiller, Luke Wilson, Gwyneth Paltrow, Owen Wilson, Danny Glover y el propio Murray. Nada malo podía salir con un elenco así. El casting principal interpretaba a una familia de superdotados venida a menos, fiel representación de una de las obsesiones del director texano, los sueños frustrados, junto a la melancolía y el pasado (a veces reinventado).
'Los Tenenbaums', idónea para congelar la sonrisa, hizo dinero en taquilla y colocó a Anderson en el altar de los nuevos cineastas con personalidad a tener en cuenta en Hollywood. Incomprendida en su momento por cierto sector de la crítica especializada, que probablemente no sabía si estaba ante una comedia o un drama, marca de la casa, asentó las bases del cine de un creador de imágenes imborrables que repitió esquema de la mano de 'Life Aquatic' (2004), su posterior apuesta, un surrealista homenaje al oceanógrafo Cousteau para el que contó de nuevo con Huston, Murray y Wilson, a los que sumó el talento de Cate Blanchett, Willem Dafoe y Jeff Goldblum. Su sentido del humor, incatalogable, respira libre en manos de una impagable alineación de personajes grotescos. El tercer acto del filme es difícil de digerir como espectador si no estás acostumbrado a las maneras de Anderson. Todo puede ocurrir, como en 'Viaje a Darjeeling' (2007), cuya proyección iba precedida de un delicioso cortometraje, 'Hotel Chevalier', un prólogo ideal protagonizado por Jack Whitman y Natalie Portman
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En la bien considerada 'Viaje a Darjeeling'Adrien Brody se unía a Schwartzman, Wilson, Huston y Murray. Trabajar con los mismos nombres propios es una constante en la filmografía de Anderson, cuya desenvoltura en la puesta en escena y uso de la técnica en beneficio de un fácilmente identificable tono propio es apabullante, para bien o para mal, según los prejuicios del espectador (o crítico) que toque.
'Isla de perros', noticia este fin de semana de estrenos, es su segunda cinta de animación en stop-motion. La primera, con la que merece la pena pararse más de al cuenta, fue 'Fantástico Sr. Fox' (2009), adaptación del best seller escrito por el gran Roald Dahl, el talento escondido tras obras literarias infantiles más que recomendables, y de sobra conocidas, como 'Charlie y la Fábrica de Chocolate' o 'James y el Melocotón Gigante'. Anderson empleó la antigua técnica de animación, léase filmación fotograma a fotograma para captar el movimiento de los muñecos que protagonizan el invento, para convertir la historia escrita de partida en una de sus mejores películas. Su mayor tirón era de nuevo el plantel de actores que ponen voz a los personajes en la versión original: George Clooney, Meryll Streep, Bill Murray, Willem Dafoe, Owen Wilson, Jason Schwartzman y el músico Jarvis Cocker, entre ellos.
Clooney y Streep, pareja de lujo, aportaban sus voces a los personajes principales del filme, el señor y la señora Fox, dos zorros antropomórficos que viven en armonía hasta que su instinto animal fluye de nuevo y deciden volver a capturar gallinas para combatir la escasez de alimentos. La idílica existencia familiar se rompe en añicos cuando la comida se echa de menos. Los animales se ven obligados a unir sus fuerzas para enfrentarse a los temidos granjeros, obsesionados con conseguir la cabeza del fantástico Mr. Fox, un antiguo ladrón de aves reconvertido en columnista de periódico.
Anderson leyó por primera vez el texto de Dahl cuando era un niño, y se quedó absolutamente prendado. «No fue sólo el primer libro que leí de Roald Dahl, también fue el primer libro de mi propiedad«, contaba fascinado durante la promoción. «Me encantó el personaje de Mr. Fox, esa especie de animal heroico y ligeramente vanidoso. Y también me entusiasmó el tema de la excavación. Mis hermanos y yo nos obsesionamos con vivir bajo tierra y construir túneles y trincheras. Dahl es un maravilloso escritor y en su forma de escribir se percibe muy intensamente su personalidad».
La animación stop-motion es uno de los métodos más antiguos de efectos especiales. Su meticuloso proceso y el intenso trabajo artesanal que implica no ha cambiado mucho desde su introducción hace más de un siglo. «Siempre me ha gustado la técnica», indica Anderson, que ya se soltó un poco con el tema en alguna secuencia de 'The Life Aquatic'. «Pero lo que siempre me ha encantado de la animación stop-motion, más que cualquier otra cosa, es apreciar que los muñecos tienen piel». 'Fantástico Sr. Fox' es una recomendable rareza capaz de cautivar al gran público cuya senda amplía con mayor poderío 'Isla de perros', una gran aventura ambientada en Japón dentro de veinte años cuya producción ha durado dos años involucrando a más de 670 personas, entre ellos más de 70 miembros en el equipo de marionetas y otros 38 en el departamento de animación. 240 llamativos decorados acogen un cuento que no oculta sus intenciones políticas, relatado con humor y ecos de la cinematografía oriental.
«Queríamos hacer algo medio futurista, y se nos ocurrió la idea de una película en torno a los perros. Siempre me han llamado la atención los perros que viven entre los vertederos, la construcción de un mundo a partir de perros abandonados como telón de fondo», dice Anderson, siempre tras la cámara y firmando el guión de sus fantasías. «El contexto japonés se debe a que queríamos hacer algo realizado con su cine. Quiero decir, que todos amamos Japón, y queríamos hacer algo realmente inspirado por las películas japonesas, por lo que acabamos mezclando la peli de perros con el elemento japonés».
Cerramos perfil citando dos capítulos fundamentales en la vida y milagros de Anderson, especialmente de cara a su legión de fans: 'Moonrise Kingdom' (2012) y 'Gran Hotel Budapest' (2014), adoradas por la moldeable masa hipster que no siempre ve más allá de lo superficial, en este caso una cuidada imagen indisoluble de la narrativa que suele definir el cine de Anderson comiéndose todo lo demás (por cierto, 'La semilla del diablo' es su película favorita).
El primer título mentado de este doble programa ideal para presumir en clubs de cine alternativos está co-escrito con Roman Coppola -Schwartzman es su primo-, compañero de fatigas artísticas de Wes. Salen Bruce Willis, Edward Norton, Frances McDormand, Tilda Swinton y Harvey Keitel, además de los rostros habituales. Sabe rodearse de lo mejor frente a la cámara.
'Moonrise Kingdom' transcurre en los años 60 con una pareja de adolescentes en celo como reyes de la función. Su cautivadora historia de amor pre-adolescente empapada de humor inteligente es capaz de irritar o emocionar a partes iguales. 'Gran Hotel Budapest', por su parte, es la obra cumbre del estilo Anderson, un filme coral desatado premiado con numerosos galardones, entre ellos cuatro Oscar: mejor banda sonora, dirección artística, vestuario y maquillaje (volvemos a la estética). Un célebre hotel europeo encuadra una serie de tejemanejes entre personajes a cual más inclasificable. Disfrutable a más no poder, como espectador rendido al encanto de Anderson, si algo termina de apuntalar esta propuesta es la mirada única de un cineasta que se mueve por su cuenta.
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