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Aplausos y vítores en los cines. Y un público emocionado que llena las salas y no se mueve de la butaca hasta que desfila el último título de crédito. 'Bohemian Rhapsody' se estrenaba en España el pasado 31 de octubre con 354 copias de la ... mano de Fox. La vida de Freddie Mercury, fallecido hace 27 años a causa de una bronconeumonía derivada del sida, podría tener tirón entre los nostálgicos de Queen, pensaban en la 'major', donde todavía se frotan los ojos. La cinta de Bryan Singer ha hecho una taquilla de 8,7 millones de euros en España y congregado a millón y medio de espectadores. En todo el mundo lleva amasados casi 300 millones de dólares.
Cuando una película recauda en su segundo fin de semana casi tanto como en su estreno podemos hablar de un acontecimiento. Y eso que 'Bohemian Rhapsody' lo tenía todo en contra. Primero se apeó del proyecto el cómico Sacha Baron Cohen, que pretendía mostrar la faceta más salvaje y sórdida del protagonista, algo que el guitarrista Brian May, uno de los impulsores del filme, ha preferido sobrevolar. El actor de origen egipcio Rami Malek, conocido entre los admiradores de la serie 'Mr. Robot' –a años luz de la popularidad de Cohen–, le reemplazó. Su desencuentro con Bryan Singer se saldó con la expulsión del realizador, que por contrato figura todavía en los créditos de una cinta que no ha gustado a la crítica.
Malek se transforma en Freddie Mercury, a pesar de la prótesis dental que distrae en los primeros minutos. El actor es una de las claves del éxito de 'Bohemian Rhapsody', que ha llegado a un público familiar muy amplio: unos acuden arrastrados por la nostalgia y el buen rollo, otros en busca de morbo. Queen se revela así un grupo de rock universal e inofensivo, cuyos himnos pertecenen a la memoria sentimental de una generación que creció viendo sus vídeos en la MTV.
«Freddie Mercury nunca utilizó su vida privada para vender discos. Fue tan celoso de su intimidad que la persona y el personaje se desarrollaron por caminos separados; donde otros eran simplemente excéntricos, Freddie era libre», defiende el ilustrador Alfonso Casas, que acaba de publicar en nuestro país una biografía del cantante con textos y dibujos (Ed. Random Comics). El artista zaragozano se confiesa un fan de Mercury desde la primera página, pero su respetuoso acercamiento al mito no esquiva las sombras. Estas son algunas de las diferencias entre la biografía real del cantante y su versión cinematográfica.
'Bohemian Rhapsody' soslaya los orígenes de Freddie Mercury, nacido como Farrokh Bulsara en 1946 en Zanzíbar y criado en la fe parsi. La parte más tradicional del zoroastrismo acabaría con el tiempo colisionando con su modo de vida, aunque su funeral fue oficiado por un sacerdote de esta religión. La película muestra a través de las discusiones con su familia tradicional el choque cultural que sufrió el hijo mayor de los Bulsara cuando aterrizó en la Inglaterra de 1964.
Freddie se enfrenta en la ficción a su padre porque no quiere matarse a trabajar como él y aspira a ser alguien importante. La reconciliación vendrá durante la retransmisión del concierto Live Aid, cuando su familia se da cuenta al fin de su grandeza. Sin embargo, Mercury nunca reveló a sus padres su orientación sexual y presentó a su compañero Jim Hutton (Aaron McCusker en el filme) como su jardinero.
Brian May y Roger Taylor han explotado el legado de Queen desde la muerte de Mercury, además de defender su memoria y apoyar la lucha contra el sida. John Deacon, el último en incorporarse a la banda como bajista en 1971, ha preferido mantenerse apartado de la vida pública y dedicarse a criar a sus seis hijos. Solo en 2014, las ganancias generadas por el grupo ascendieron a 55,5 millones de euros.
'Bohemian Rhapsody' muestra a un Mercury torturado en demasiadas ocasiones, una de ellas cuando decide emprender una carrera en solitario y lanza el álbum 'Mr. Bad Guy' en 1985. Poco después correrá a arrepentirse y a pedir perdón a sus compañeros para volver a cantar unidos. En realidad, Roger Taylor ya había lanzado para esa fecha dos discos en solitario y Brian May también había picoteado en otros sitios. Que tuvieran experiencias paralelas no supuso ningún trauma.
Un pañuelo manchado con gotas de sangre, una consulta médica y un joven enfermo en el que Mercury se ve a sí mismo en un futuro próximo. La película pasa de puntillas por una enfermedad que Mercury no reveló al mundo hasta dos días antes de morir. Sin embargo, no sabía que tenía el virus del sida cuando actuó en el Live Aid, que en la película adquiere así el carácter de algo parecido a una expiación.
Mercury gustaba de aparecer en los conciertos con las camisetas de los clubes de ambiente gay más salvajes de Nueva York. El filme no muestra sus excesos, más allá de una fugaz imagen de un local de ambiente 'leather' y una bandeja con cocaína. Cuando en el vídeo de 'Another One Bite The Dust' Freddie estrena imagen –bigote, camisetas de tirantes y pantalones ajustados–, solo está recogiendo la estética gay neoyorquina de principios de los 80.
Cuenta la biografía ilustrada de Alfonso Casas que cuando John Reid, manager de Queen, visitó por primera vez la casa de Mercuy se quedó sorprendido. Tras aquella pose de estrella del glam rock se escondía un chico tranquilo, que vivía rodeado de gatos (a los que llamaba por teléfono cuando estaba de gira) y disfrutaba escuchando a Liza Minnelli. La película de Bryan Singer le muestra como un hombre incapaz de estar solo, que corre a telefonear a su amada Mary Austin (Lucy Boynton) porque no puede asumir su soledad.
El documental 'The Great Pretender' incluye imágenes de la mítica fiesta en Múnich de su 39 cumpleaños, con la que Freddie dijo adiós a su etapa de adicciones y promiscuidad. A partir de entonces esquivó a la prensa, con la que había mantenido algún encontronazo. Desde que su asistente Paul Prenter vendió a 'The Sun' en 1987 la exclusiva de que el cantante estaba sitiado por el sida, los periodistas no se movieron durante los años siguientes de Garden Lodge, su mansión en el barrio londinense de Kensington.
Paul Prenter (Allen Leech), primero su asistente y después su representante, aparece como el gran villano de 'Bohemian Rhapsody', el culpable de que Mercury se alejara del grupo y llevara una vida disoluta. Menos mal que supo despedirle a tiempo, alecciona Bryan Singer, tras verse reflejado en el espejo de la vida en familia de sus compañeros.
Cierto es que Brian May, John Deacon y Roger Taylor prescindieron muy pronto de los servicios de Prenter al advertir de que no era trigo limpio. «La peor influencia posible», como le definió el batería, fue una persona trascendental para Mercury, ya que no solo le introdujo en el ambiente gay, sino que propició su acercamiento a la música disco, que fructificaría en su álbum 'Hot Space' en 1982.
Muchos años antes de que el matrimonio homosexual estuviera legalizado, Freddie Mercury se refería a Jim Hutton como su marido. No le conoció al contratarle como camarero en una de sus fiestas y tocarle el culo, como muestra el filme, ni le buscó en su Rolls por todo Londres con la guía telefónica. Se conocieron en un club y Jim, peluquero en el hotel Savoy, no tenía ni idea de quien era aquel hombre que le acabaría dejando una pequeña fortuna en su testamento. Sin embargo, la gran heredera fue Mary Austin, que obtuvo su casa de Londres y la mitad de los derechos de autor de sus canciones.
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