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Un fotograma de 'Una veterinaria en la Borgoña'.

'Una veterinaria en la Borgoña': Una comedia rural sobre la búsqueda de la identidad

En cartelera ·

Esta taquillera comedia francesa señala la actual desconexión del ser humano con la naturaleza

Jueves, 15 de abril 2021

A los franceses les funciona muy bien la comedia nacional en las salas de cine. No todo es cine de autor en su cartelera, aunque a los más cinéfilos les agrade pensar lo contrario. El país vecino sabe moverse en el género, dándole unos toques dramáticos que aumentan su capacidad de atrapar al gran público. 'Una veterinaria en la Borgoña', ópera prima de Julie Manoukian, que también firma la historia, ha recaudado más de cinco millones de euros en Francia, siendo uno de los lanzamientos más exitosos de la inusual pasada temporada. Protagonizan este relato rural Noémie Schmidt, vista en 'París es nuestro', Clovis Cornillac, uno de los rostros principales de 'El amor es cosa de dos', y Carole Franck, actriz de 'Que jueguen las chicas' que también formó parte del elenco principal de la estimable 'Hipócrates', cuyo humor optaba por un escenario poco idóneo: una sala de urgencias de un hospital. Aquí la sonrisa cómplice encuentra su lugar en un pueblo de la Borgoña donde un veterinario emplea sus energías en salvar su clínica, familia y pacientes, mientras una joven licenciada, ingeniosa y misántropa, regresa a su tierra natal, donde no pretende echar raíces.

'Una veterinaria en la Borgoña', una propuesta amable de estética naturalista sobre la búsqueda de identidad, encuentra la comedia en el choque entre los dos personajes protagonistas. Él pretende ser solidario con todo el mundo, olvidándose de sí mismo, mientras ella se reconcilia con su pasado. Evidentemente, la imagen idílica de la vida rural se ve desmantelada a través del humor. Ambientada en Morvan, región de la Borgoña, el proyecto surgió cuando la directora se fijó en la entrega de los veterinarios rurales, cuyas condiciones de trabajo han sufrido un revés con el paso del tiempo. «Sabía que tenían problemas, pero desconocía cosas como que, por ejemplo, un ternero tiene menos valor que el examen veterinario para curarle», comenta Manoukian sobre esta profesión sacrificada. «Antes los veterinarios eran personas notables en el mundo rural y tenían autoridad, pero ahora no basta con el diagnóstico, tienen que convencer a sus clientes. Han tenido que cambiar su forma de comunicarse y adaptarse».

La posible audiencia preocupada por el bienestar animal disfrutará especialmente con 'Una veterinaria en la Borgoña', que reivindica la indispensable labor de los veterinarios. Puede recordar a 'Un doctor en la campiña', de Thomas Lilti, aunque la directora, que empezó el proyecto «buscando a mis personajes y después llegó la historia», afirma que no la había visto antes de rodar su ópera prima. «Solo sabía que quería hacer una comedia que fuera al mismo tiempo amable, sólida y realista, que no traicionara la realidad sobre el terreno», afirma. La película se dirige «a todo el mundo. Es una historia familiar, de heridas que cicatrizan y de solidaridad. Todos los que vayan a sentirse mejor al verla están invitados».

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