Un traumatizado Tom Cruise sobrevive con nota a un planteamiento empalagoso que deriva en un tenso desenlace, resuelto con espectacularidad. Un ejercicio confeso de pura nostalgia con buenas imágenes de acción surcando las nubes
Está complicada la cartelera, se estrenan muchas películas de golpe tras la vuelta a la presunta normalidad y suelen ser uno o dos títulos los que se llevan el gato al agua en cuestión de publicidad y pingües beneficios. El blockbuster de turno copa los ... medios y acapara el gusto popular. Es difícil desbancar del número 1 del ranking a 'Doctor Strange en el multiverso de la locura' -ahí resiste 'Cinco lobitos' en el segundo puesto de la taquilla con mejor recaudación por copia-, y ya viene a tomar el relevo un esperado título que atiende a la actual explotación desmedida de la nostalgia por parte de las industrias culturales, 'Top Gun: Maverick', secuela del hit protagonizado a mediados de los 80 por el inmortal Tom Cruise. Un filme que destacó en su día por su romanticismo exacerbado y el tirón del plantel protagonista, con la estrella de 'Cocktail' a la cabeza, después de 'Risky Business', 'Rebeldes' y 'Legend', coincidiendo en el tiempo con 'El color del dinero'. 'Top Gun (Ídolos del aire)' terminó de catapultar la carrera de uno de los pocos, si no el único, actores de una época que ya no existe que sigue atrayendo a espectadores a las salas. Razón de más para que tan rutilante astro, veterano a su pesar, regrese a su glorioso papel más de tres décadas después, que se dice pronto. En esta continuación no han contado con su otrora partenaire en la ficción, Kelly McGillis, todavía en activo, ni con la ensombrecida Meg Ryan, cuestión que ha generado cierta polémica en redes. Aporta esta vez el toque femenino sentimental Jennifer Connelly, que apenas tenía dieciséis años cuando se estrenó el inicio de lo que puede convertirse en una suculenta saga.
'Top Gun (Ídolos del aire)' fue dirigida por el recordado Tony Scott, un cineasta interesante en el marco del cine comercial de entonces, que nos dejó demasiado pronto. A su figura está dedicada esta inesperada secuela cuyo mando toma Joseph Kosinski, aceptando un claro encargo tras firmar discretamente títulos como 'Oblivion', donde coincidió con Cruise, o 'Tron: Legacy', su debut en formato largo. Le quedó mejor 'Héroes del infierno', donde colaboró con Connelly. Su labor en el estreno que nos ocupa es el de dar lustre a una trama mínima que sirve de excusa para desplegar escenas espectaculares, especialmente en su tramo final, lo mejor del conjunto (que incluye, por supuesto, a su protagonista corriendo como el diablo). Para llegar al tenso clímax, con tomas aéreas de quitar el hipo, hay que pasar por una serie de secuencias pastelosas que definen el carácter atormentado y rebelde del rol de Cruise, emocionalmente afectado por el recuerdo de fantasmas del pasado. Amigos que ya no están, pero sí su descendencia, con la cual le toca interactuar en una base militar donde ejerce de tutor de un grupo de jóvenes pilotos. El relevo debe afrontar una misión suicida para la que, aparentemente, no están preparados.
Antes de llegar con sus cazas al objetivo y bombardearlo, situado en un «estado rebelde», según se describe, con lo cual no hay bandera alguna y se sacuden de encima posibles patinazos ideológicos, Cruise se comporta como un adolescente con las cosas del querer, rememorando algunas escenas de la cinta ochentera. La nostalgia está muy presente, es el motor de cara al espectador y la razón de existir del proyecto. Se replican planos que remiten inevitablemente a la obra original, sobre todo apretando el acelerador encima de la moto. Por supuesto, Cruise no lleva casco y corta el viento con una sonrisa incomprensible, a diferencia de su actitud a bordo del avión. Al margen de algún momento Instagram en la playa, donde los personajes principales lucen bien sus cuerpos bajo el sol, quizás el momento más emotiva del filme sea el encuentro de Maverick con Iceman, léase Val Kilmer, mayormente si hemos visto 'Val', el documental dedicado a este último estrenado recientemente en Filmin. La simpleza del conflicto y la síntesis de la historia en general es la mayor virtud de un estreno co-protagonizado por Miles Teller, Jon Hamm, Glen Powell, Lewis Pullman, Charles Parnell, Bashir Salahuddin, Monica Barbaro y Ed Harris, entre otros rostros totalmente entregados a la acusa.
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