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C. Tangana rompió todos los esquemas cuando en febrero de 2021 lanzó 'El madrileño'. De pronto, el rapero más inquieto de su generación cambiaba las rimas y los 'beats' por el rock, el pop, la rumba y la copla de la mano de músicos ya ... consagrados en estas lides, como Jorge Drexler, Andrés Calamaro, Kiko Veneno o Eliades Ochoa, retorciendo los géneros y acercándolos, de alguna manera, a la modernidad.
El álbum no solo fue un éxito arrollador, con más de 2.000 millones de reproducciones en todo el planeta, sino que dio pie a 'Sin cantar ni afinar', una gira en la que Antón Álvarez Alfaro (Madrid, 33 años), 'Pucho' para los amigos, dejaba a un lado sus inseguridades y lo apostaba todo por un espectáculo vibrante, que aunaba sala de fiestas y sobremesa gitana, con una treintena músicos sobre el escenario, entre ellos Niño de Elche y La Húngara, secciones de metales y cuerdas, y una realización en directo que acercaba lo que el público veía en las pantallas del 'show' a una película.
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Ahora C. Tangana parece estar dispuesto a matar a El Madrileño, el personaje del que se sirvió para poner esta locura en pie, y lo hace con 'Esta ambición desmedida', un documental de casi dos horas de duración dirigido a seis manos por Santos Bacana, Cris Trenas y Rogelio González. Los tres acompañaron durante más de cuatro años al artista desde la génesis del álbum, cuando aún se llamaba 'Disco Latin', y el proceso de grabación, hasta la puesta en marcha de la gira mundial.
Dividido en tres partes, quizá el mayor pecado del largometraje que se estrena este jueves en las salas de cine, es que no apunta a ninguna tesis. Las cámaras de 'Esta ambición desmedida' se pegan al artista en su día a día y recogen entrevistas con sus colaboradores más cercanos. «Los últimos meses de rodaje, rodábamos con más intención, pero tampoco nos metimos al proyecto con una idea pensada de lo que queríamos hacer, se ha descubierto sobre la marcha», se sincera Trenas en la rueda de prensa de presentación del documental, en el Hotel Urso de Madrid.
A C. Tangana le vemos en La Habana, charlando con su madre por teléfono o grabando 'Muriendo de envidia' con Eliades Ochoa; nos asomamos a su vulnerabilidad y sus inseguridades -«soy un creador, no un intérprete... La música no es lo mío», llega a decir a punto de subirse al escenario-; accedemos a los ensayos previos a la gira y finalmente asistimos a un tour tan accidentado que durante sus primeros compases arrojó pérdidas -no se explica muy bien cuándo y por qué empezaron a ganar dinero con ella, por ejemplo- para el artista y los promotores, con los que tiene sus buenas peloteras a lo largo de todo el metraje.
¿Ha merecido la pena tanto sufrimiento y tanta exposición? «Seguro», responde tajante el autor de temas como 'Ojos de gata' o 'Ingobernable'. Primero porque el largometraje «ha sido un gran paso para Little Spain», la productora que lleva a pachas con Santos Bacana. Hasta el momento la compañía únicamente había hecho publicidad y videoclips y «ahora nos vemos capaces de hacer series, películas y lo que queramos». Segundo porque el músico consideraba que sus conciertos «no eran una expresión cultural ni eran arte». «Eran una fiesta, que está muy bien hacer fiestas, pero digamos que mi ambición iba más allá. Yo quería ser un 'performer' y me siento muy orgulloso de ese show. Creo que es una experiencia artística, que te puede emocionar, sorprender y hacer llorar. Es como ir a ver una peli», desarrolla.
Por eso, incluso, merece la pena perder o dejar de ganar dinero. «Es que la responsabilidad de un artista es precisamente esa, hacer algo que merezca la pena con la atención y el público que tienes. En el fondo es un lujo que te das a ti y al que quiera venir poder montar este pollo, porque esto no te puede pasar siempre. Yo con veinte años no podía montar este show y nunca sabes lo que te va a pasar en el futuro. A lo mejor mi próximo disco es una mierda y no lo escucha nadie y no puedo volver a montar algo así».
En un momento del documental, C. Tangana reconoce, medio en broma medio en serio, que el objetivo de 'El madrileño' es poder aferrarse a otro tipo de música cuando cumpla los cuarenta. «Es que el disco entero es una crisis de los treinta», comenta divertido ante los medios de comunicación. «Yo cuando tenía 18 decía que si tenías 30 y seguías rapeando es que no te habías enterado de nada», continúa. De ahí esa necesidad de levantar otros asideros a los que agarrarse. Si bien, sí cree que «hay algo en la estética de 'El madrileño' algo que reivindica lo atemporal» y en este sentido sí lo considera un disco «muy moderno». «Yo escucho ahora 'Comerte entera', por ejemplo, y considero que está superactual, como que ha conseguido mirar al futuro», explica quien dice sentirse «desconectado» de la música actual más joven: «No entiendo lo que hacen los chavales ahora».
El éxito, la popularidad y la fama no parecen haber aplacado sus complejos e inseguridades. «Yo tengo complejo e inseguridad en todo lo que hago, pero también porque trato de no quedarme en el sitio en el que ya sé que sé hacer las cosas bien», resume. Por eso, está convencido de que si el joven de 16 años que empezaba a rapear en Crema pudiera verle ahora por un agujerito de lo que más orgulloso se sentiría es «de las letras, de no tener que meter un montón de paja que parezca que estás diciendo algo importante, sino realmente conseguir decir cosas valiosas o emocionantes». No en vano, y aunque le encuentra «un valor» a lo que compuso entonces, «Crema es lo más pretencioso que he hecho».
Dice C. Tangana sin dudarlo que prefiere la vida normal al escenario y asegura que el personaje que se sube a las tablas es «muy distinto» a Antón, aunque 'El madrileño' ha hecho que ambas figuras se acerquen. «Este último disco me ha ayudado a eso, pero el escenario y la atención de tanta gente te vuelve un poco loco. La gira es lo que más te desequilibra en todos los sentidos porque es un estilo de vida que invita a perder los papeles, a no estar asentado en ningún sitio, a no tener las referencias de siempre... Pero sí, a mí me gusta ponerme en situaciones incómodas y tengo que aprender a lidiar con ello porque soy yo el que se mete en los problemas».
Menos claro tiene por dónde tirar a partir de ahora, aunque su madre apunte en el documental que el cine y la dirección pueden ser su próximo objetivo -ya rodó el videoclip del himno del Celta de Vigo y el de 'Ateo', la canción que interpreta junto a Nathy Peluso-. «No sé que voy a hacer, la verdad. Sigo teniendo mucha ambición creativa, no me voy a estar quieto, pero no tengo la ruta marcada ahora mismo», señala.
El artista ha estado este último año «muy implicado» en Little Spain y de ahí, promete, van a salir «muchas cosas». De hecho en los primeros montajes del documental jugaba a contraponer su figura como rockstar frente «al Antón director de un documental indie en Alicante», comenta Bacana, aunque finalmente todo eso se quedó en la sala de edición. «Respecto a la música, sí que me siento un poco huérfano de álbum, como que no estoy sosteniendo ningún proyecto que me represente que esté más actualizado, pero no sé, cambio de opinión cada semana», matiza.
Teniendo en cuenta que 'Esta ambición desmedida' parece el punto y final para 'El madrileño' y que los conciertos de la gira, con esa realización tan cinematográfica y la treintena de músicos sobre el escenario, cabe preguntarles si hay alguna idea de editar alguno de los conciertos en vídeo. «Sí, creemos que podría ser hasta mejor producto que el documental», responde Bacana entre risas.
«Creo que sí que nos faltó rodar la interacción del público mejor. O sea era un show en el que el público interactuaba tan bien, que cuando lo hemos intentado trasladar al documental, falta algo de eso que se vivía en el directo del público con la pantalla que no es fácil de transmitir. Pero creo que hay shows que están para verlos seguidos y que también son su propia historia y tienen su propio arco. Eso todavía se puede hacer», deja el realizador en el aire.
«Eso está ahí, caliente», apunta C. Tangana. «Se hará», añade Trenas. «O hacer otro show», sugiere alguien entre el público. «Sí y ya rodarlo bien por fin», aclara Bacana. «Lo de hacer otro show lo hablamos en la próxima rueda de prensa», zanja C. Tangana. El año que viene el documental desembarcará en Movistar Plus+ en formato serializado y con contenidos añadidos.
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