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David Morrell escribió hace casi medio siglo 'Last Blood' para denunciar la actitud imperialista de Estados Unidos y constatar la hipocresía de un país que había enviado a morir a sus jóvenes a Vietnam. Sylvester Stallone, que siempre ha demostrado ser más listo que el ... hambre, convirtió el primer 'Acorralado' en un traumatizado veterano que solo pedía que le quisieran. En 1985 llegó 'Rambo' y la América de Reagan tuvo al soldado que iba a ganar las guerras perdidas pasando por encima de las leyes y la burocracia.
'Rambo: Last Blood' resucita a la máquina de matar cuando su protagonista tiene ya 73 años y en Estados Unidos gobierna Donald Trump. Es un héroe cansado, retirado en su rancho, que vuelve a empuñar las armas cuando su ahijada desaparece. Los malos esta vez son los cárteles mexicanos de la droga y la violencia llega a extremos de tebeo: en una escena, el exboina verde hace explotar la cabeza de un enemigo y después le remata disparándole en el torso por si acaso.
Trump estará contento de que Sly le proporcione argumentos para la construcción del muro en la frontera con México, ya que dibuja un país de violadores, asesinos y traficantes de mujeres. «Estoy de acuerdo con las críticas de 'Rambo: Last Blood'. La película es un desastre y me avergüenza ver mi nombre asociado a ella», ha tuiteado David Morrell, lejano ya el personaje que concibió en 1972. También es cierto que todas las secuelas de 'Acorralado', que sí estaba muy bien, fueron masacradas por la crítica. Al menos, para nosotros esta quinta entrega tiene el aliciente de contar con la presencia de Paz Vega, Óscar Jaenada y SergioPeris-Mencheta.
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