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Dos actores extraordinarios, Diego Peretti y Guillermo Francella, protagonizan 'El robo del siglo', un thriller de atracos en tono de comedia que llevaba ocho semanas en los cines argentinos con más de dos millones de espectadores cuando llegó la pandemia. Ariel Winograd, director de ... comedias de Peretti como 'Sin hijos' y 'Mamá se fue de viaje', firma una historia que cumple con todos los mandamientos y etapas de las cintas sobre atracos: reunión de la banda, preparativos del golpe y ejecución del mismo.
Ante la falta de originalidad, mejor dejarse llevar por las estupendas composiciones de Peretti y Francella. El primero borda a un freak, un pintor, monitor de artes marciales y paciente de psicoanalista como buen argentino, que planea todo el palo bajo los efectos cannábicos de los porros que consume sin parar. La idea de robar las cajas de seguridad de un banco se la proporciona un día de lluvia, en el que se fija que la red de alcantarillado cercana a la sucursal desemboca en un arroyo. Como necesita a un 'inversor' para el golpe, acaba asociándose al ladrón profesional que interpreta Guillermo Francella (inolvidable en 'El clan'), un experimentado caco más listo que el hambre, que no deja pasar la oportunidad de hacerse con el millonario botín.
'El robo del siglo' se inspira en uno de los atracos más célebres de la historia de Argentina, como asegura un rótulo inicial. Los seis protagonistas idearon una toma de rehenes para que sirviera de distracción a la policía. Se trataba de salir del banco por un sitio distinto al que habían entrado. Como ocurre en este tipo de intrigas, la simpatía del espectador está con los asaltantes, aunque la amenaza de la chapuza siempre está presente.
El botín del robo original ascendió a entre 15 y 19 millones de dólares en joyas y dinero, de los cuales la policía solo recuperó un millón. Incluso hay quien ha visto en el Banco Río de Acassuso, un barrio residencial a 20 kilómetros de Buenos Aires, una fuente de inspiración para 'La casa de papel'. «La realidad supera con creces a la ficción», constata Ariel Winograd. « Si este asalto no hubiera sucedido y presentas el guion a unos productores, estos te dicen que es inverosímil y que el público no se lo creería». Para el director fue «el último atraco analógico» en Argentina, que las víctimas del corralito en la época contemplaron como «justicia poética».
Colón de Oro en la pasada edición del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, 'Planta permanente' es «una invitación a la reflexión sobre la lucha de clases», según su director, el argentino Ezequiel Radusky. Sus protagonistas son dos limpiadoras en un edificio estatal. Conocen sus secretos como nadie y se han inventado una forma de subsistencia gestionando un comedor absolutamente irregular en un rincón abandonado del inmueble. La llegada de una nueva directora echará por tierra ese frágil universo. Una inteligente fábula sobre las miserias de la burocracia y la falta de conciencia de la clase trabajadora trufada de humor negro.
Comedia surrealista y cine de monstruos de la mano del inclasificable Quentin Dupieux, que concede el protagonismo a un par de tarados que encuentran una mosca gigante en un maletero y la adiestran para que atraque bancos. Presentada a concurso en el Festival de Venecia, 'Mandíbulas' celebra la idiotez y la camaradería masculina, aunque también desprende una inexplicable ternura. Dupieux ya se atrevió a rodar una película con una rueda como estrella ('Rubber') y después con una chaqueta ('La chaqueta de piel de ciervo'). Ahora le toca el turno a un moscardón enorme.
Aventuras para chavales en los bonitos parajes de Cornualles con un ser mágico que aparece en la playa y tiene el poder de hacer realidad los sueños. El filme se basa en una novela de Jacqueline Wilson, una de las autoras de libros infantiles más leídas en Reino Unido.
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