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La actual situación del negocio audiovisual, tan impredecible como incomprensible para el común de los mortales, incluyendo el que esto escribe, nos lleva a tener que disfrutar en casa de algunas películas inéditas que probablemente funcionarían con nota en el circuito convencional de exhibición. Prime ... Video estrenó directamente hace unas semanas, sin que hubiera pasado por las salas, un título nominado al Oscar que, finalmente, se llevó el trofeo al mejor guion adaptado: 'American Fiction', un filme de interés que, de entrada, seguro que podía tener un hueco en los cines en versión original subtitulada, con un público fiel entregado a la causa. Hace unos días la misma plataforma lanzó el esperado remake de 'Road House', léase 'De profesión: duro', revisitación del clásico de culto del malogrado Patrick Swayze, al que es inevitable echar de menos.
De 1989 a 2024 hay 35 años de por medio, nada más y nada menos. Sin el componente nostálgico que tanto agrada a las generaciones que crecieron con el celuloide ochentero, a ratos sobrevalorado -pierde gran parte de su magia visto con ojos vírgenes en la actualidad-, la nueva propuesta viene firmada por Doug Liman, experto en cine comercial a todo trapo que lo mismo remata una espléndida adaptación de un manga, 'Al filo del mañana', con Tom Cruise y Emily Blunt dándolo todo, que aburre al más optimista con la fallida 'Chaos Walking', donde Tom Holland se pierde entre sus propios pensamientos.
Liman se ha mosqueado con los productores por estrenar en streaming un proyecto que luce buen presupuesto, con sudorosas escenas de acción y algo de destrucción mobiliaria. A principios de siglo 'El caso Bourne' y 'Sr. y Sra. Smith' le pusieron en el mapa, pero su filmografía ha fluctuado entre cal y arena hasta la aparición de este remake maldito cuyas ínfulas se han apagado al no tener que pasar el personal por taquilla para su degustación. Jake Gyllenhaal, con un cuerpo esculpido con brillo -ya se puso cachas encarnando a un boxeador en 'Redención'-, cumple con creces con el papel que su día defendió Swayze, con el que coincidió en el encuadre en la inefable 'Donnie Darko'. Aquí hay más violencia explícita, los golpes duelen y la sangre salpica, con un villano a la altura. Debuta frente a las cámaras en la ficción el mismísimo Conor McGregor, luchador irlandés de artes marciales mixtas capaz de partirte la espalda con un silbido. Su rol socarrón, con el pecho palomo tatuado, es de lo mejor del filme, sobre todo su delirante aparición en escena. El intercambio de puñetazos está asegurado, con algunos momentos de lucha cuerpo a cuerpo realmente desasosegantes, salvo cuando el director opta por utilizar la cámara con la perspectiva POV, tan de moda como demodé.
'Road House', el remake, empieza con energía, recordando el cine de antaño, presentando un catálogo de personajes que se mueven en el filo, entre el tormento y el hedonismo, resultando entrañables gracias a un tono que opta por el humor bobalicón cuando la cosa se pone demasiado tensa, porque la historia no apunta precisamente a la comedia y algunos enemigos caen como moscas. Un tipo aparentemente normal, a no ser que se quite la camiseta, es reclutado para ser portero en un garito cercano al puerto y la playa, un bar de carretera de los Cayos de Florida que sufre el acoso de una banda de criminales que siembran el caos, lanzando botellas de alcohol y jarras de cerveza como proyectiles siempre que pueden. Las peleas están al orden del día. Los huesos y las cabezas se rompen, corre la sangre, rojo líquido elemento, y la clientela cada vez se piensa más visitar el lugar. Con la llegada del forastero al pueblo, como en un western, todo cambia y reina el orden hasta que el mafioso de turno explota de celos y decide poner cartas en el asunto. La realidad se complica. Todo explota.
Gyllenhaal se mueve con soltura, con su cara de pillo que ha roto más de un plato pero mola tenerlo rondando en el vecindario. Se pasa de vueltas cuando toca, sobre todo en la traca final, donde la historia se va desperdigando en pos del efectismo. Se descentra el show en su último tramo para abrir la caja de Pandora y que el festival de tortazos se coma la pantalla, con CGI incluido, mejor integrado de lo habitual. ¿Es mejor película que la original? Aquella fue fruto de su tiempo y tiene gracia en su contexto pero la nueva propuesta, insistimos, no cuenta con el plus de la nostalgia del espectador que peina canas y se acuerda de lo bien que se lo pasó en su día viendo a Swayze luciendo músculo y arrebatando el corazón a las nenas del barrio. Los tiempos han cambiado.
Resumiendo, 'Road House' cuenta con buenos combates, coreografiados con fuerza, a la altura de las producciones coreanas, con momentos de realismo que supuran dolor, y una colección de divertidos personajes. No le hace falta más para entretener fugazmente. Ahora que está de moda la lucha sin reglas, el filme no ha tenido su momento en pantalla grande. Las circunstancias actuales, la guerra del streaming, o más bien las batallitas de las plataformas, han relegado este estreno palomitero al hogar, dulce hogar, donde la aceptación del público es un misterio más allá de las estadísticas guardadas bajo llave.
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