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Chantal Lauby y Christian Clavier vuelven a sufrir por sus hijas y sus yernos.

Las risas de 7 millones de franceses

'Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho... ahora?' es la película francesa más vista del año gracias a su humor políticamente incorrecto en torno a temas como el racismo, la religión y la familia

Jueves, 19 de diciembre 2019

La comedia francesa 'Intocable', estrenada en 2011, fue un auténtico fenómeno dentro y fuera de su país de origen. Su éxito de taquilla a nivel internacional confirmó que Francia sabe cuidar su cine y apuesta por todo tipo de géneros y sensibilidades, perfectamente exportables cuando se da el caso. Años más tarde, en 2014, aguantó muy bien en la cartelera, haciendo números, ganando enteros, otra propuesta similar, 'Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?', cuya secuela, dado su sorprendente éxito, se estrena este fin de semana en nuestro circuito de exhibición comercial.

Repite Philippe de Chauveron a los mandos, coescribiendo el librero de 'Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho... ahora?' junto a Guy Laurent, exprimiendo al máximo el humor de contraste. El matrimonio protagonista (Chantal Lauby y Christian Clavier) aceptó en la película predecesora que sus hijas se casasen con un musulmán, un judío, un chino y un africano, dando pie a curiosas situaciones, retratadas con simpatía. Ahora llega una nueva crisis cuando parece que las cuatro parejas quieren abandonar el país para buscarse la vida en el extranjero. La pareja hará todo lo posible para impedirlo.

Los yernos multirraciales de 'Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho... ahora?'.

«El humor, cuando descansa sobre temas universales, puede funcionar en todas partes», explica el director, preguntándose por el indudable éxito del primer filme, recibido con algarabía. La taquillera comedia fue aplaudida por la crítica por presentar una supuesta lectura política de la cual reniega. «La gente tiende a ver todo tipo de mensajes en un film, pero mi único objetivo, cuando escribo, es hacer que el espectador se tronche de risa», señala al respecto. «Me encanta ironizar acerca de todos los temas posibles, no quiero que me recupere nadie. De haber un mensaje, éste sería: vivimos todos en el mismo país, ¡razón de más para que procuremos que todo vaya bien y que todos podamos ser felices!». Los defectos de los personajes buscan la complicidad del espectador. Se exageran para provocar carcajadas en la platea, uno de los principios del género, con lo cual el trabajo del reparto principal es esencial.

El coguionista se une a la idea de que 'Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho... ahora?' no luce ningún mensaje. «Mecido por la comedia italiana, he desarrollado una inclinación por los temas de sociedad con ganas de reírme de ella pero con indulgencia», cuenta. «El único mensaje sería tomar distancia de las cosas». El equilibrio entre los distintos personajes ha sido uno de los retos. «Probamos las burlas», subraya Laurent. «Así, hemos podido suprimir diálogos que nos hacían reír mucho pero que eran redundantes y que reincidían demasiado en los mismos temas. Nos hemos censurado cuando hemos tenido la sensación de ir demasiado lejos, pero aún quedan réplicas un tanto osadas que hemos querido intentar. A partir del momento en que los personajes son arquetipos, caricaturas, se les puede hacer decir cosas a veces tremendas. Pero lo que es importante, cuando se quiere hacer comedias populares, es llegar al máximo número posible de espectadores». El resultado: la película francesa más vista del año con 7 millones de entradas vendidas.

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