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La etiqueta 'elevated horror' se ha extendido en la esfera cinéfila para definir aquellas películas de terror cuyo objetivo va más allá del susto, como si estuviesen acomplejadas por su razón de ser. El horror elevado frente al desenfadado. Como si el cine ... de género, de por sí vilipendiado en ciertos círculos por su condición, necesitase ser dividido en clases según la profundidad infundada de su mensaje. Hay quien emplea esta deficinición para maquillar el gusto desprejuiciado por el relato macabro, como si hubiera que avergonzarse por disfrutar con películas como 'La noche de los muertos vivientes' o 'La matanza de Texas'.
El menosprecio se apoya en la presunta inteligencia y magna complejidad atribuida a filmes de actualidad que se creen de autor y rompedores por anticipado, cuando en el fondo se limitan, generalmente, a dar una patena de seriedad y relumbre técnica a fórmulas de toda la vida. 'Midsommar' es una buena muestra de esta corriente. Su máximo responsable, Ari Aster, emplea tics de género y fusila conceptos del mismo, pero su interés por los mecanismos del terror es circunstancial, según subraya el propio cineasta en diversas entrevistas sobre su trabajo. Su meta es llamar la atención y, probablemente, dará un volantazo en su carrera en próximos proyectos con tal de optar a un premio Oscar. Busca diferenciar su obra frente a otras del mismo estilo, esgrimiendo consignas altivas que pretenden justificar su arte.
Cuidado con llamarla 'peli de miedo', sin más, sea o no una interesante historia para no dormir. Hay quien ha metido 'Relic', cuya fecha de estreno ha bailado desde finales del pasado año hasta este fin de semana, dentro de este saco con fines comerciales. Pero ojo, cuando miras al gran público, buscando que una mayoría pase por la taquilla, puedes perder una minoría fiel. De hecho, los mayores detractores el horror elevado son los propios aficionados al fantástico.
Afortunadamente, 'Relic' no obvia su naturaleza y es consciente de ella, aunque se vista de cine autoral echando mano de un sentido del tempo sosegado y una estética indie funcional. La ópera prima de Natalie Erika James gustará especialmente a quien busca cierta profundidad psicológica en los personajes de un filme de terror, pero la hipótesis de su intelectualización no es desesperante. Hay que quedarse con la elegancia en los encuadres y el movimiento dentro del plano, en una toma de decisiones que apuntan maneras en su exploración de atmósferas. La joven directora puede dar mucho de qué hablar en un futuro, aunque quizás se decante por nutrir su trayectoria por otros derroteros.
Aquí expone las vicisitudes de tres generaciones de mujeres que se reúnen en una mansión de aire turbio. Abuela, hija y nieta conviven por las circunstancias y descubren, sin terminar de aceptarlo, algún secreto de familia perturbador que tiene que ver con la mente. Una suerte de demencia genética afecta a las féminas. La anciana es víctima de una extraña sinrazón que adquiere fisicidad en las paredes y los pasillos de la vivienda. El verdadero horror lo provoca el paso del tiempo. El trauma avanza como un ser monstruoso que se apodera de nuestra psique irremediablemente. El miedo a la muerte es inevitable, pero… ¿el terror a perder la cabeza?
'Relic' presentada en el Festival de Sundance, es un buen debut que tropieza en la exposición de la historia en su tramo final. El guión se resquebraja, como los muros de la casa, y el tránsito hasta el clímax se antoja excesivamente pausado. Natalie Erika James brinda al espectador algunas imágenes sugerentes, metafóricas en su esencia, que tardan en llegar. El apocalipsis final se torna excesivo, pero merece la pena disfrutar, más allá de la inquietud que pide la trama, con algunos sensibles pasajes y el excelente trabajo del plantel principal, con la siempre competente Emily Mortimer a la cabeza y Robyn Nevin ('Matrix Reloaded') y Bella Heathcote ('The Neon Demon') a su vera.
El estreno que nos ocupa fue una de las producciones mejor acogidas en Sitges, con un pulso emocionalmente acertado y algunas escenas demoledoras, en el amplio sentido. La dirección se llevó una mención especial en el palmarés del evento catalán. La presencia de voces femeninas en el cine de género está siendo sugestiva. 'She Dies Tomorrow', de Amy Seimetz, merece también especial atención, con una sensibilidad que apunta a una realizadora personal incapaz de caminar por senderos trillados. Estuvo también a concurso en la Sección Oficial junto a 'Sea Fever', pergeñada por Neasa Hardiman, un proyecto que no cuenta nada nuevo, la aparición de un virus letal en alta mar, pero lo hace con oficio y un ritmo más que aceptable, una virtud en desuso.
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