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'Ilargi guztiak. Todas las lunas' arrancó su rodaje el pasado 17 de febrero en Mutriku (Gipuzkoa). El viernes 13 de marzo, cuando estaban cerca de Pamplona, los productores rompieron con sus llamadas la burbuja en que se convierte un set. El segundo largometraje de ... Igor Legarreta (Leioa, 1973) tenía que interrumpirse por la pandemia. Habían trabajado durante tres intensas semanas y el plan de rodaje preveía otras tres en múltiples localizaciones de Gipuzkoa (Gaintza, Zizurkil), Bizkaia (Orozko) y Navarra (Erratzu, Urbasa, Aldatz y los embalses de Leurtza).
«Parar un rodaje nunca es bueno, aunque te digan que así tienes tiempo para pensar e ir montando la película. Hay una inercia de curro, el equipo ya está engrasado y metido en la historia», afirma Legarreta, que ha tenido «mucha suerte» en retomar la filmación el pasado 1 de junio. «Lo peor fue la incertidumbre, nadie sabía cuándo íbamos a volver. Conozco el caso de un debutante que comenzó a rodar en esos días y tras el parón la película ya no se hará».
La primera producción cinematográfica que se rueda en Euskadi sin que haya finalizado el estado de alarma está ambientada a finales del siglo XIX. En un valle del norte de Navarra se viven los estertores de la segunda Guerra Carlista. Un proyectil destruye un hospicio enclavado entre bosques y montañas nevadas. Tan solo sobrevive una niña, rescatada por una hermosa mujer que la cuida hasta que se cura. La pequeña creerá ver en ella a un ángel, pero no tardará en descubrir que este extraño ser le ha donado la vida eterna a cambio de su compañía.
Itziar Ituño, la actriz de Basauri lanzada al estrellato mundial con 'La casa de papel', Josean Bengoetxea, Zorion Eguileor y Haizea Carneros, una pequeña de 12 años que debuta ante las cámaras, protagonizan esta ambiciosa coproducción hispanofrancesa de género fantástico íntegramente en euskera, que dará por fin el último golpe de claqueta el 20 de junio. Las secuencias que quedan por filmar se localizan en espacios alejados de centros de población: en un caserío, una borda y varios escenarios exteriores situados en entornos naturales. El acceso al set se restringe al equipo estrictamente necesario y se han prohibido las visitas de prensa. Las semanas anteriores a la interrupción se filmaron las escenas con más figuración y de mayor complejidad de producción. En este tiempo, Legarreta ha aprovechado para avanzar en el montaje.
«Yo tenía miedo de que la niña protagonista diera el estirón, porque se hablaba de que no íbamos a poder rodar en un año», confiesa el director. «Tampoco sabía si los productores iban a poder asumir los gastos derivados del retraso». Mascarillas, toma de temperatura, gel hidroalcohólico, guantes… Legarreta, los actores y el equipo de cámara están confinados en un hotel rural de Oyarzun. «Somos un poco como 'Gran Hermano», ironiza. Todos los miembros del equipo se han hecho la prueba del coronavirus (Itziar Ituño anunció en su Instagram a mediados de marzo que había dado positivo al contagiarse en el rodaje de la serie de ETB 'Alardea'). Los saludos son con el hombro y en el catering se siguen estrictas normas de higiene.
«Me he quedado bastante sorprendido porque todo el mundo es muy responsable, nadie se quita la mascarilla a pesar del calor, el barro y de que se empañan las gafas», observa Legarreta, que empieza «a ver la luz al final del túnel». Los seguros cubren contratiempos en un rodaje, como la rotura de una cámara o que un actor se lesione, pero no una pandemia. «El guionista, Jon Sagalá, me decía que habíamos tenido la mala suerte de Terry Gilliam, que tardó veinte años en hacer 'El hombre que mató a Don Quijote'. Lo que peor se lleva es no poder tocarte, abrazarte. Un rodaje es un sitio muy intenso y ahora el ambiente está apagado, aunque la gente tenía muchas ganas de volver».
Legarreta se curtió como cortometrajista y director de segunda unidad de cintas como 'Autómata', de Antonio Banderas, de la que también escribió el guion, y 'Zipi y Zape y la Isla del Capitán'. Hace dos años saltó al largo con'Cuando dejes de quererme', un thriller que arrancaba con el descubrimiento de un cadáver enterrado en el bosque junto a un depósito de armas de ETA. El filme, protagonizado por Flor Torrente, Eduardo Blanco, Miki Esparbé y Eneko Sagardoy, ofrecía por el mismo precio un drama familiar, intriga y una historia de amor.
En el equipo técnico de 'Ilargi guztiak. Todas las lunas' coinciden cuatro ganadores del Goya por 'Handia': el montador Laurent Dufreche, Mikel Serrano en la dirección de arte, Pascal Gaigne en la música y los efectos especiales de Mariano García. También cuentan con el Premio de la Academia la sonidista Alazne Ameztoy ('La trinchera infinita') y las jefas de maquillaje y peluquería Lola López e Itziar Arrieta ('El orfanato'). El filme cuenta con la participación de EiTB y RTVE y la financiación del Ministerio de Cultura, el Gobierno Vasco y la Diputación Foral de Gipuzkoa. Filmax se encargará de la distribución en España y de las ventas internacionales.
«'Ilargi guztiak' es un cuento fantástico para adultos», define su autor. «Las relaciones paterno filiales, la muerte y la vida tienen un gran peso dramático. Y el mito del vampirismo, que se retuerce, aunque esta no es una película de vampiros ortodoxos con colmillos». Su lucha estos días es evitar que el coronavirus altere la película que tenía en mente tras ocho versiones de guion. «No debería haber pandemia que la reescribiese. Estos meses todos hemos reflexionado sobre la vida que llevamos, lo frágiles que somos y lo expuesto que estamos. De pronto, un tema que utilizamos para ficcionar ha irrumpido en la realidad y ha detenido la ficción. Es extraño».
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