Polanski se pasa a la acusación

Roman Polanski anhelaba llevar a la pantalla el 'Caso Dreyfus', un trauma nacional francés, desde que de joven vio la película 'La vida de Émile Zola', autor del celebérrimo artículo en defensa de Dreyfus que arrancaba con un 'yo acuso', título original del filme. «La historia de un hombre acusado injustamente siempre es fascinante, pero además es un tema muy actual si tenemos en cuenta el recrudecimiento del antisemitismo», defiende el director, que decidió contar la historia desde el punto de vista de Picquart, encarnado por Jean Dujardin.

Gran Premio del Jurado en el Festival de Venecia, 'El oficial y el espía' devuelve a un maestro de 86 años que no pudo defender el filme en el festival italiano puesto que su aparición podría conllevar su detención y posterior puesta a disposición de las autoridades estadounidenses. El director de 'El pianista' se encuentra prófugo de la justicia americana desde 1977, cuando huyó del país antes de esperar la sentencia por violar a una menor de 13 años. Una nueva acusación de violación el pasado noviembre enturbió el estreno de esta rotunda parábola política, que funciona como espejo de nuestro tiempo y en la que resulta imposible no ver el paralelismo con la situación del cineasta, objeto asimismo de juicios paralelos y linchamientos públicos.

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Pese a la evidencia, Polanski niega que 'El oficial y el espía' le haya servido de catarsis. «Yo no trabajo así. Mi trabajo no es una terapia. Pero reconozco que estoy familiarizado con muchos de los mecanismos del aparato de persecución que aparecen en la película, y es cierto que me han servido de inspiración», consiente. El asesinato en 1969 de Sharon Tate, su esposa embarazada, colocó al director polaco en el ojo de un huracán del que no se ha apeado desde entonces.

«Cuando sucedió y a pesar de que yo estaba atravesando una época horrible, la prensa se apoderó de la tragedia. No supo qué hacer con ella e informó de la manera más despreciable», condena Polanski. «La investigación duró varios meses hasta que la policía acabó encontrando a los verdaderos asesinos, Charles Manson y su 'familia'. Pero todo eso sigue persiguiéndome. Es como una bola de nieve que cada temporada se hace más grande. Historias absurdas de mujeres que no he visto en mi vida y que me acusan de cosas que supuestamente ocurrieron hace más de medio siglo».