'El pisito': el feliz encuentro entre Ferreri y Azcona

Marco Ferreri (Milán, 11 de mayo de 1928 – París, 9 de mayo de 1997) entró en contacto con el cine cuando estudiaba Veterinaria y trabajaba a la vez para una empresa de licores. Este trabajo le llevó a convertirse en realizador de los spots publicitarios de la bebida que él representaba y de ahí, asociado con uno de los padres teóricos del neorrealismo, el guionista Cesare Zavattini, dio el salto como director e intentó renovar los noticiarios de actualidades.

Decidido a dedicar su vida al cine, fundó en 1952 una efímera revista filmada, junto a Ricardo Ghione, llamada 'Documento mensile', en la que colaboraron Vittorio de Sica, Luchino Visconti, Alberto Moravia y Michelangelo Antonioni, que no funcionó, como tampoco lo hicieron los largometrajes en los que se implicó como productor. Encontró trabajo dentro del mundo de la óptica y llegó a España como el representante de lentes Totalscope, la versión italiana de los Cinemascope americanos, instalándose en Madrid en 1956.

Rafael Azcona (Logroño, 24 de octubre de 1926 - Madrid, 24 de marzo de 2008) dio sus primeros pasos como novelista en la capital riojana. En Madrid se integró en el equipo de la revista humorística 'La Codorniz', al lado de Tono, Miguel Mihura, Edgar Neville y Conchita Montes. Se especializa en el humor negro con ciertos toques costumbristas de la época, siendo el creador de 'El repelente niño Vicente', que poco después lo convierte en libro. En 1956 publica su novela 'El pisito', y conoce a Marco Ferreri con quien empieza a colaborar en diferentes proyectos sin que ninguno logre salir adelante como la adaptación a la pantalla de su novela 'Los muertos no se tocan, nene', o el guion 'Un rincón para querernos'.

Gracias al apoyo del director y productor Isidoro M. Ferry, que había fundado la productora Documento Films, Ferreri y Azcona se ponen de acuerdo en llevar a la pantalla 'El pisito', cuya adaptación firman entre los dos. Pero aun surge un nuevo inconveniente, ya que las autoridades franquistas no permiten que Ferreri dirija una película, porque el cineasta no estaba inscrito en el vertical Sindicato Nacional del Espectáculo, por lo que a Ferry no le queda más remedio que firmar la codirección con Ferreri, aunque fue este quien llevó la batuta en el rodaje.

Protagonizada por Mary Carrillo, José Luis López Vázquez y Concha López Silva, la película era una comedia muy negra ambientada en los años 50. A pesar de que su relación dura ya desde hace 12 años, Rodolfo y Petrita no pueden casarse hasta que no consigan encontrar un piso, pero no hay manera de encontrar alguno. Rodolfo vive de realquilado de doña Martina, una anciana a punto de morir, y el casero quiere que el piso quede libre para que se pueda derribar el edificio. La situación cada vez resulta más desesperada. Entonces le aconsejan a Rodolfo que se case con la anciana y así herede el alquiler.

La película toca un tema que hoy todavía alcanza una significación casi trágica para la vida de algunos jóvenes, el problema de la vivienda. Una reflexión pesimista sobre las perspectivas vitales y el horizonte moral en el que habitan dos jóvenes ya maduros que llevan doce años alargando el noviazgo y postergando su matrimonio ante la imposibilidad de poder comprar una vivienda. Una genial comedia negra que retrata la sociedad española del franquismo, que queda descrita a través de una galería de personajes mezquinos, avaros e interesados, víctimas de esquemas convencionales y tabúes ancestrales.

La película se rueda en localizaciones de Madrid en 1957. Y se estrena sin problemas. Para los censores, todo se desarrollaba dentro de la más pura moral católica, y la miseria social de la época era tan cotidiana que parecía lo más normal. Además, no se criticaba ninguna institución franquista, ni siquiera el Ministerio de la Vivienda. 'El pisito' pasó por el Festival de Locarno el 4 de agosto de 1958, y se estrena en Madrid el 15 de junio de 1959. No obtiene ningún reconocimiento oficial, pero sí el de los premios del Círculo de Escritores Cinematográficos, que consagraron a Ferreri como director novel (el primer premio de su trayectoria) y a la interpretación de Mary Carrillo.