'París nos pertenece', la película más rigurosa de la 'nouvelle vague'
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Jacques Rivette debutó en el largometraje con un drama de corte estudiantil muy crítico sobre la paranoia a un mundo moderno amenazante y siniestroSecciones
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Jacques Rivette debutó en el largometraje con un drama de corte estudiantil muy crítico sobre la paranoia a un mundo moderno amenazante y siniestroJacques Rivette (Ruan, 1 de marzo de 1928 - París, 29 de enero de 2016) es posiblemente el director más desconocido de la 'nouvelle vague', nunca tuvo la popularidad de un Truffaut, un Godard o un Chabrol, pero sin duda fue el más influyente sobre todos ellos.
Especializado en películas poco convencionales y en ocasiones anticomerciales (una de sus obras, 'Out 1', de 1971, duraba 13 horas, que después redujo, a cuatro y media), debutó en el largometraje con 'París nos pertenece', de 141 minutos, un drama de corte estudiantil muy crítico sobre la paranoia de un mundo moderno amenazante y siniestro, con elementos de thriller, angustioso, sumido en un ambiente de opresión y onirismo y con numerosos toques simbólicos y surrealistas.
Rivette crece en Ruan con un cine delante de su casa, lo que provoca que desde muy joven se aficione por el séptimo arte. En 1949 se traslada a París e inmediatamente entra a formar parte del cine club del Barrio Latino. Logra un trabajo como crítico de cine en la revista 'Gazette du Cinema', y pronto penetra en la industria como ayúdante de dirección de directores tan prestigiosos como Jacques Becker y Jean Renoir. Este trabajo le anima a dirigir sus propios cortometrajes como 'Aux quatre coins', 'Le quadrille' 'Le divertisse oment', sin abandonar la crítica, pasando a escribir en 'Cahiers du cinéma', revista de la que llegaría a ser redactor jefe y en donde trabajaban como críticos Éric Rohmer, François Truffaut, Jean-Luc Godard o Claude Chabrol, compartiendo con ellos su admiración por el cine americano y el desprecio por el cine francés ampuloso y falso de la posguerra, convirtiéndose pronto en la voz y conciencia de una generación de cineastas irrepetibles.
Rivette escribe el guion de 'París nos pertenece', junto a Jean Gruault, en 1957 y se plantea rodarlo casi sin dinero, sobre la marcha. Cuenta la historia de una estudiante de literatura que acude a una fiesta. Allí conoce a un americano y a un director de teatro. Tras la fiesta, su vida ya no será la misma. Betty Schneider, Giani Esposito, Françoise Prévost, Daniel Crohem y Jean-Claude Brialy son los protagonistas.
'París nos pertenece' se rueda en la capital francesa entre julio y noviembre de 1958, pero el escaso dinero que Rivette tenía para la película se agota en el rodaje. No hay fondos para la postproducción, que se retrasa seis meses por falta de fondos, pudiéndose completarse a fines de 1959.
Pese a que Rivette había comenzado a rodar su filme en el verano de 1958, al momento del estreno de 'Los cuatrocientos golpes' de François Truffaut, en mayo de 1959, la película de Rivette todavía no estaba acabada. Dado que Truffaut era consciente de los problemas que su amigo estaba teniendo, hace que en el momento de 'Los cuatrocientos golpes' en el que Antoine Duanel va al cine con sus padres, la película que ven y hablan a la salida es 'París nos pertenece', que aún no se había estrenado, pero que Truffaut utiliza para apoyar a Rivette y que lograse finalizar la postproducción. En su libro 'Las películas de mi vida', Truffaut recuerda como «en julio de 1958, el problema de Rivette cuando empezó a hacer 'París nos pertenece' era encontrar dinero suficiente cada domingo para empezar a trabajar de nuevo el lunes. Treinta personajes, treinta locaciones, escenas nocturnas y al amanecer. Y él hizo todo esto sin secretaria, sin gerente, sin un automóvil, con cuatro perras y en un momento del año en el que todos salían de vacaciones. Cuando Chabrol empezó a rodar 'Los primos', unas latas de película virgen pasaron de su película a la de Rivette. Tres meses después, Rivette tenía demasiadas deudas como para intentar hacer el doblaje y el montaje, incluso si lo hacía a crédito». Al final, en el Festival de Cannes de 1959, Chabrol y Truffaut decidieron convertirse en coproductores del filme para ayudar a terminarlo. Pero no todo iba a ser tan fácil, todavía pasarían dos años buscando un distribuidor, por lo que Rivette no ve su película en los cines hasta el 13 de diciembre de 1961. El resultado es una película sin concesiones que supone un antes y un después en la modernidad de la 'nouvelle vague'.
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