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Las primeras imágenes de 'Oso vicioso', título en castellano de 'Cocaine Bear' (no se han atrevido a traducir el festejo como 'Oso enfarlopado' por estos pagos), no tardaron en llamar la atención en cuanto asomaron la cabeza en la red. El fenómeno viral estaba cantado ... con una historia, basada en hechos reales, pasto de redes sociales. En internet se comparten principalmente «cosas que dan mucha risa», no siempre de manera voluntaria, tragedias espectaculares, escenas aparentemente irracionales y videos de gatitos. Un oso puesto de coca hasta las trancas, tras untar su hocico repetidas veces en varios paquetes de droga caídos del cielo en mitad del bosque, es una materia prima excepcional.
Imagínense a Paddington, entrañable animal de compañía, en formato gigante con un puestón exagerado, correteando entre los árboles destrozándolo todo a su paso, incluyendo a los turistas y sus cuerpos inocentes. Yogui encocado, convertido en un psicópata cuyo objetivo es mutilar a los seres humanos. Hay abundante gore en esta comedia negra que parte de una premisa tan loca que se ve necesitada de haber desparramado todavía más. Hay secuencias desternillantes, dignas de un festín sangriento canallesco, pero el uso arbitrario de la cámara -mucho dron anda suelto- y un desenlace cansino, impropio de una orgía sangrienta tan prometedora, empañan un filme de probable culto instantáneo entre espectadores sin prejuicios que no hacen ascos a cualquier divertimento cinematográfico que lleve con orgullo la etiqueta de absurdo. De hecho, hay escenas escabrosas bien resueltas, puro splastick, dibujos animados salpicados de hemoglobina, y el CGI del peludo no molesta en exceso (algunas expresiones del rostro recuerdan al citado Paddington).
Un dato curioso, presente en los créditos de 'Oso vicioso': su directora es la también actriz Elisabeth Banks, la madrastra retorcida de 'Presencias extrañas', rol para el cual se inspiró en la pérfida niñera de 'La mano que mece la cuna', interpretada en su día magistralmente por Rebecca De Mornay. En su prolífica trayectoria frente a la cámara ya demostró que sabe moverse en una amplia variedad de registros. La hemos podido ver actuando en 'Atrápame si puedes', junto a Leonardo DiCaprio, compartiendo créditos con Glenn Close en 'En la cumbre' o en 'Virgen a los 40', dándole la respuesta a Steve Carell. 'La plaga', 'Spider-Man', 'Invencible', 'Atrapado en un pirado' o '¿Hacemos una porno?', de Kevin Smith. también contaron con su presencia. Manejando los hilos de la dirección ha firmado propuestas como el reboot de 'Los Ángeles de Charlie' de 2019 o la segunda entrega de 'Dando la nota', iniciativas discretas, con oficio, que se tropezaban con guiones charcuteros.
'Oso vicioso' -por cierto, es una osa, perdón por el spoiler-, es la típica película que gana si se ve con colegas, de risas, o en un marco propicio como la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián, donde la proyección de una película de estas características invita al jolgorio en el patio de butacas de la sala oscura. No está a la altura de 'Tiburón' en tensión ni pretende ser 'Parque Jurásico', es más bien un 'Godzilla' en formato .jpg, un cuento pringoso de serie B sin pretensiones que pincha en el tercer acto -la parte de la guarida, un último tramo a oscuras poco espectacular- y no derrapa con la suficiente adrenalina en vena. Quizás hubiera molado más un rollo 'Crank', con un oso en lugar de Jason Statham pasado de vueltas. A veces, la idea es más atractiva que el resultado final. Por cierto, sale el malogrado Ray Liotta, a quien dedican la obra.
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