Nina, justicia poética

Puro cine alternativo, del de verdad, el proyecto contaba con la participación de la actriz Ingrid García-Jonsson, con la figura del doppelganger como inspiración, un doble idéntico con el que se cruza esta musa generacional vista en filmes de bajo presupuesto, pero grandes ideas, como la genial 'Berserker'. Ahora la inquieta realizadora presenta a una mujer que regresa al pueblo costero que le vio crecer con la intención de vengarse de un reconocido escritor que va a ser homenajeado por su trayectoria artística. La revancha viene de los recuerdos del pasado, con una temática que entronca con otro recomendable estreno reciente: 'El consentimiento'.

Nina, la protagonista del relato, que da nombre al filme, remueve secretos del pasado y se topa con la memoria de su infancia al volver al pueblo con una escopeta en el bolso para rendir cuentas. Rodada en diferentes localizaciones de Mundaka y Bermeo a lo largo de seis semanas, Darío Grandinetti ('Hable con ella'), Aina Picarolo ('La casa entre los cactus') -como Nina joven-, Iñigo Aranburu ('Los Europeos'), Mar Sodupe ('La Caza') y Ramón Agirre ('Amor') completan el reparto. El libreto parte de la obra de teatro homónima, obra de José Ramón Fernández, que a su vez es una versión libre del texto de Anton Chéjov 'La Gaviota'. Jaurrieta revisa la historia en el presente, desde el punto de vista de Nina -adolescente y adulta-, empleando una estructura narrativa que remite directamente al western. «A través de Nina quiero hablar sobre dónde están los límites del consentimiento desde un punto de vista femenino activo, desde la complejidad psicológica y social que entraman este tipo de relaciones», explica la directora. «Es muy fácil tipificar una violación de una menor, pero, ¿cómo delimitar el abuso cuando hay un aparente consentimiento?». Ambiciosa en su puesta en escena, con un lenguaje visual que busca la poesía por momentos, 'Nina' es un drama construido a conciencia, que bebe sin disimulo del cine clásico.

«No es una película pequeña ni intimista, sino que está contada desde la rabia que mueve los deseos de venganza de una mujer dura, diminuta en la inmensidad del despiadado paisaje del norte de España», continúa Jaurrieta. «Lo que hace diferente a mi proyecto es que hace conversar de manera poética pasado y presente a través del tratamiento audiovisual de los espacios, las atmósferas, el duro paisaje del norte o incluso las propias tradiciones, con un minucioso trabajo de la puesta en escena y el montaje que, al mismo tiempo, ayuda a incrementar la tensión narrativa. Todo ello articulado a partir del objetivo inicial de venganza de Nina, ante su muerte inminente, que irá evolucionando hacia algo más profundo y existencial». Mientras en 'Ana de día' existía la pulsión por el descubrimiento y la necesidad de autoconocimiento y ruptura propia de la juventud, en 'Nina', en palabras de su máxima responsable, existe «la necesidad inconsciente de reconciliación con los orígenes de un personaje que está de vuelta. En definitiva, una reconciliación con mis propios orígenes». La atractiva música es de la compositora Zelia Montes, Goya por la banda sonora de 'El buen patrón'.